Reflexiones sobre el COVID-19 en el Perú

Guardamos Pan para mayo

El año 2020 nos ha puesto al frente una de las mayores crisis que el mundo deberá sobrellevar: la pandemia del COVID-19. Mientras la comunidad científica y médica realiza valerosos esfuerzos por tratar a los pacientes y encontrar una vacuna en el más breve plazo, desde nuestros hogares sólo nos queda respetar las medidas de confinamiento y cuarentena que los gobiernos están tomando con el fin de reducir la propagación del virus para evitar mayor número de contagios, colapsos en los sistemas sanitarios y cuantiosas muertes.

Pese a nuestro débil sistema político y una serie de falencias propias de países emergentes (sanitarias, infraestructura, informalidad, desigualdad, etc.), el crecimiento económico de las últimas dos décadas sitúa al Perú en una posición favorable con sólidos fundamentos macroeconómicos para asumir esta crisis. En efecto, contamos con una saludable posición fiscal con bajo endeudamiento y déficit; los instrumentos de política monetaria son idóneos para reducir la volatilidad cambiaria con reservas internacionales que alcanzan los USD 68 mil millones, y un sólido sistema financiero para asumir shocks severos por riesgos de liquidez, mercado y crediticio. Por ello, desde el punto de vista económico-financiero, hemos podido implementar medidas para enfrentar esta crisis en un muy corto plazo. Valdría la pena recordar cuales fueron aquellas medidas que nos permitieron poder hornear el pan. La privatización de las empresas públicas logró, por un lado, la capitalización del sector privado y la eliminación del gasto de empresas quebradas que aumentaban el déficit fiscal, y permitió las reformas necesarias hacia una economía de libre mercado.  El régimen al fomento de la inversión extranjera, los tratados de libre comercio, la libre competencia y el respeto a los contratos fueron medidas fundamentales que complementados con medidas macro han permitido que generásemos el pan para mayo.

Sin embargo, la incertidumbre de la duración de la pandemia y las medidas de cuarentena, que en el caso peruano se prorrogarán hasta el 26 de abril, van a afectar seriamente el aparato productivo y la demanda interna. Si bien hemos guardamos pan para mayo, esperemos no sea insuficiente.

Cuadro 1

Fuentes: WHO, varias ; Elaboración: Andrés Sotil

En el Cuadro 1 se aprecian los cambios en los contagios en varios países incluyendo el Perú. Lo que buscamos mostrar acá de manera simple es que nuestra variación de contagios está en promedio aún por encima del 10% (más del 30% entre el 6 y 8 abril). Países como China y Corea, con tasas menores al 1% de contagios, han podido controlar la propagación con plazos de cuarentena mayores a los 60 días. Considerando que estos países tienen una sociedad con mayor experiencia en estas enfermedades (SARS, Gripe Aviar, Gripe Porcina) y un sistema de salud bastante mejor que el de nuestro país, podría ser optimista pensar que las restricciones se levantarán en menos de 60 días, salvo que la medida se haya tomado en el momento oportuno a una mayor propagación real, no la oficial reportada dado el bajo nivel de muestras diarias. Considerando que aún tendremos para un rato más y que ya se notan los primeros daños en varios sectores ¿cómo nos seguirá impactando?

En lo económico, las medidas de estímulo fiscal a las familias (subsidios directos a la población más vulnerable) y empresas (subsidio del 35% de planilla y prórroga para pago de impuestos) apuntan a que el déficit fiscal se aproximará al 10% para el año 2020. Elevado, pero coyuntural y necesario. El BCR seguirá frenando las volatilidades cambiarias a una economía aún dolarizada (50% de los créditos y 40% de los depósitos) pese a que el tipo de cambio ha sufrido el incremento más alto de los últimos 4 años. El resultado cambiario dependerá finalmente en cómo afecte esta crisis a la economía estadounidense. En el sistema financiero, la cadena de pagos podría sufrir un colapso si las instituciones financieras de la mano de la SBS no toman medidas más proactivas para reprogramar las deudas y promover ágiles desembolsos de financiamiento, aprovechando las coberturas que está brindando el Estado o considerando la expectativa de mayor crecimiento para el 2021. Así, sectores claves para el crecimiento como la minería, agroindustria, pesca y construcción serán los motores para una rápida reactivación económica del país. En el caso minero, se espera que la pronta “salida” y recuperación de China pueda dar esperanzas para mitigar las recesivas proyecciones del PBI para 2020 de entre 1-2%.

El Estado tendrá la obligación de chorrear parte del pan que guardamos a las poblaciones más vulnerables y a la gran masa informal que representa el país. De lo contrario podría enfrentar serios problemas (como ya se viene apreciando) para el cumplimiento de las medidas de aislamiento e inclusive algunos saqueos o enfrentamientos como han sucedido en otros países. El rol de las municipios y gobiernos regionales como articuladores del gasto público hacia todo el país será crucial para atender las necesidades durante estas semanas. Las falencias del país en gestión pública se ven reflejadas en el manejo de la emergencia. De acuerdo con información del MEF, de las transferencias realizadas por el gobierno central a los gobiernos regionales para enfrentar la crisis Covid-19, tenemos 15 regiones que no han logrado ejecutar ni el 10% de lo transferido. Siendo que Tacna, Arequipa, Lambayeque y Madre de Dios no han logrado ni el 2% de la ejecución del presupuesto. Un tema que preocupa es el aprovechamiento que diversas autoridades pueden hacer de los fondos transferidos sea para beneficio personal, o para proselitismo (Ver cuadro).

Del lado político, esta crisis pone al ejecutivo y legislativo como dos personas que recién se conocen (congreso recientemente elegido y presidente con gabinete con menos de un año) con la oportunidad de ponerse de acuerdo para legislar de manera ágil y evitar enfrentamientos que han coadyuvado a la desaceleración de la economía e inestabilidad política que desencadenó la disolución del congreso en el 2019. Y ya desde el inicio, el Congreso decidió ir contra la opinión del MEF y del BCR y aprobó un proyecto de ley que establece el retiro de 25% de los fondos acumulados en la Cuenta Individual de Capitalización (CIC), mientras que no superen el equivalente de 3 UIT. Anecdótico que, mientras las AFPs se oponían al proyecto de ley, aprobaban el reparto de utilidades, mostrando una vez más lo lejos que el sistema financiero esta de las necesidades de sus beneficiarios.

¿Y hay leña para abril?

Desde que se decretó el Estado de Emergencia Nacional, tanto el Ejecutivo que goza de las facultades extraordinarias para legislar, como el sector privado han implementado medidas acertadas con la finalidad de mitigar el daño que ocasionará la cuarentena en el bolsillo de las familias e ingresos de las empresas. Conforme la incertidumbre continúe serán paliativos que deberán ampliarse y buscar otras alternativas que demanden mayor gasto fiscal, una política monetaria más expansiva y esfuerzo del sector privado.

Del lado del Gobierno, se han tomado medidas de estímulo crediticio a través del sistema financiero y COFIDE para brindar capital de trabajo a las empresas de sectores productivos. El Fondo de Apoyo Empresarial dirigido a las MYPES hasta por S/.300 millones fue el más inmediato, seguido del reciente ambicioso programa Reactiva Perú que por S/. 30,000 millones amplía la base de empresas a financiar y cubrir los créditos hasta por un plazo de 3 años. Aunque esto genere problemas de riesgo moral en las empresas, era fundamental que el Estado asuma un estímulo más ambicioso que el Fondo de Apoyo Empresarial (FAE). Ambos programas tendrán todo el mes de abril para comenzar a implementarse para que las empresas puedan cubrirse de los déficits de caja para asegurar su ciclo operativo y ventas. Aún hay puntos importantes que se deben afinar debido a que está basado en cifras de ventas promedio y aportes a ESSALUD. Lo primero puede afectar a empresas cuyos giros son estacionales y demandan más capital de trabajo en espacios de tiempo más reducido (como agricultura y pesca por ejemplo), mientras que los aportes a ESSALUD que representan el 9% de la remuneración, ataca a muchas empresas con distintos grados de informalidad laboral que tienen personal bajo recibo por honorarios o empresas intensivas en mano de obra que subcontratan personal. Es decir, el monto a financiar será muy por debajo de lo que realmente necesitan considerando los aportes a ESSALUD. Un rol importante será el que tengan los Bancos, al definir la tasa de interés de los prestamos bajo el paraguas del programa Reactiva Perú. Tanto la Ministra como el Presidente del BCR consideran que esta debería ser más baja a los usuales spreads de los bancos, pero no se han animado a establecer un techo, conformándose con instar a los Bancos a ser conscientes. Vale la pena rescatar en el Perú, 4 grupo económicos controlan más del 80% del sistema financiero y el mercado de capitales. Lo que dificulta el acceso de las mypes a financiamiento a través de la banca, por lo que está por verse como lograran las mypes, que son el motor de la economía de un país, acceder al crédito subsidiado por el BCR.

El BCR viene inyectando liquidez a través del sistema financiero. Si bien ha intervenido para frenar volatilidades bruscas en el tipo de cambio, la tendencia ha sido al alza. Asimismo, ha reducido la tasa de referencia en 100 puntos (de 2.25% a 1.25%) para seguir dinamizar el crédito. Su próxima sesión del 16 de abril. Habiéndose ampliado la cuarentena, queda la expectativa de cambios adicionales en política monetaria.

La prórroga de las declaraciones anuales de renta y pagos de impuestos, así como el subsidio de hasta el 35% del sueldo para trabajadores hasta S/.1,500 de su remuneración, son esfuerzos que buscan mitigar el impacto en la caída de sus ingresos y evitar consecuentes despidos masivos que rompan la cadena de pagos por el eslabón más débil. Sin embargo, hay sectores cuyos daños son inmediatos y bruscos como el turístico, transporte, comercio, y el de servicios, como restaurantes, peluquerías, que ya han iniciado reducciones salariales, despidos y suspensión perfecta de labores. En este último caso, la ley establece que sobre la base de un caso fortuito o de fuerza mayor, la empresa puede suspender labores sin goce de haber hasta por 90 días. Cabe una llamada de atención al Ministerio de Trabajo, quien a través de una directiva ha considerado que en el estado de emergencia ocasionado por el Covid-19, no se puede aplicar la suspensión perfecta de labores. Valdría la pena preguntarnos si ¿acaso el hecho de que una empresa no pueda realizar labores por orden del gobierno no constituye un caso de fuerza mayor? El Ejecutivo, debería articular las suspensiones perfectas de labores con un mayor uso de la CTS para que realmente funcione como un seguro de desempleo para el trabajador.

En una primera etapa, hasta 3 millones de personas de menores ingresos se beneficiaron con subsidios directos a sus bolsillos de hasta S/.380. El gobierno acaba de ordenar una segunda transferencia por el mismo monto al haber ampliado la cuarentena. Sin embargo, S/.380 equivale al 40% de la RMV. Un monto que difícilmente ayudará a cubrir las necesidades básicas de un segmento que mayoritariamente se mueve en la informalidad y que hoy está impedido de salir a trabajar.  El sector formal de trabajadores ahora podrá retirar hasta S/. 2,400 de su CTS que podría ser insuficiente en caso la ampliación de la cuarentena llegue hasta los 60 días o sus empresas opten por despidos masivos como mencionamos anteriormente. Las personas naturales con negocio emitirán sus declaraciones juradas con mayor plazo para oxigenar sus cajas.

El sistema financiero ha ayudado a diferir cuotas de vencimiento hasta dentro de 90 días aligerando la carga de gastos en préstamos e hipotecas; los productores agrícolas y de alimentos de primera necesidad junto con empresas de consumo masivo han asegurado el abastecimiento de las canastas de los hogares. Y las empresas de servicios básicos como agua y luz vienen también difiriendo los recibos para el mes de abril. Esperemos que esto sea suficiente para aminorar los daños que ya venimos sufriendo, aunque existen otros pagos que se deberán tomar en cuenta como arrendamientos operativos, alquileres de viviendas o locales, pagos por educación privada cuya infraestructura no es usada y la adaptación virtual se irá adaptando conforme pasen las semanas.

Por lo pronto, durante estos casi 30 días de cuarentena hemos aprendido lo importante que fue como país haber guardado pan para mayo. Sin embargo, la masa crítica de informalidad y pobreza a la que ahora se suman los inmigrantes, no deja de preocupar porque sabemos que de extenderse el Estado de Emergencia o si la reactivación es más lenta de lo esperado tendremos no sólo un sistema de salud colapsado sino un conflicto social en todo el país. Sabemos que es un peligro latente no llegar o no tener la capacidad y recursos para atender de manera inmediata para brindarle necesidades básicas.

Estamos ante una crisis sin precedentes, aún con incertidumbre sobre los impactos reales sobre nuestra economía. Sin embargo, también estamos ante una gran oportunidad para que el sector privado se reinvente, y busque la forma de acercarse a sus poblaciones de incidencia. Siempre en las crisis sacamos lecciones. No perdamos la oportunidad a pesar de la adversidad que nos ha tocado vivir.