Mirá quién dona

por Ricardo Perez-Truglia (UCLA)

La economía del comportamiento nos provee con una forma diferente de pensar en la participación política. Existen muchas formas de participar – podés votar, ir a una manifestación, publicar un comentario en Facebook o decir algo en la oficina o en un asado. Todas esas decisiones son, en alguna u otra medida, observables por tus amigos, parientes, colegas y otros contactos sociales. Por lo tanto, la decisión de participar o no puede depender de cómo reaccionaran tus contactos sociales.

Por ejemplo, ponete en los zapatos de los empleados de una empresa cuyo dueño apoya a Alberto Fernández. Un empleado que está en contra del gobierno puede elegir no expresar su descontento con el mandato por el temor a que su jefe le niegue un aumento. Por el otro lado, un empleado que está a favor del gobierno puede tener un incentivo adicional a gritar su apoyo a los cuatro vientos. En la universidad, lo que decís o hacés sobre política puede influenciar cómo te tratan tus compañeros – si te invitan o te excluyen de grupos de estudios o de salidas nocturnas. Y esta presión social puede venir de otros círculos sociales, como tus vecinos, relaciones amorosas, etcétera.

En mi agenda de investigación, utilizamos las herramientas económicas para estudiar este fenómeno social.

El primer artículo lo escribimos con Guillermo Cruces, de la Universidad Nacional de La Plata (Perez-Truglia y Cruces, 2017). Estudiamos la presión social en los Estados Unidos de América. Como en Argentina, la sociedad norteamericana está bastante polarizada. Por un lado tenemos a los Republicanos, que son el partido conservador. Por el otro lado tenemos a los Demócratas, que son el partido más progresista.  Algunos simpatizantes Demócratas y Republicanos no se pueden ver ni en figurita.

Estudiamos una forma de participación, las donaciones a campañas políticas, que provee un laboratorio ideal para estudiar la presión social. En cada elección, millones de norteamericanos realizan donaciones a candidatos Demócratas o Republicanos. Si bien la donación típica de un individuo es de uno o dos mil dólares, las donaciones totalizan miles de millones de dólares en cada año electoral.

Lo más especial de este contexto es la visibilidad de las donaciones: cuando donás más de 200 dólares a una campaña, esta información es publicada automáticamente en Internet. Estas listas de donaciones incluyen el nombre completo del donante, su dirección, así como el candidato y partido político al cual se hizo la contribución. Es como un Google que podés usar para averiguar a qué candidatos le están donando dinero tus familiares, amigos, vecinos o compañeros de trabajo.

Imaginate que sos un simpatizante del partido Demócrata en 2012, y querés donarle 1.000 dólares a la campaña presidencial de Obama. En un mundo en el que nadie sabe a quién le donaste, le donás los 1.000 dólares a Obama y listo. ¿Pero qué pasa cuando otras personas, como tus vecinos, pueden observar tus donaciones? Las predicciones del modelo de presión social son muy simples. Si tus vecinos son Demócratas, la visibilidad te da una razón adicional para darle dinero a Obama, para quedar bien con tus vecinos. Por lo tanto, en lugar de donarle 1.000 dólares a Obama, quizás le vas a donar un poco más. ¿Pero qué pasa si tus vecinos son Republicanos? La teoría de presión social predice que no querrás hacerle ninguna donación a Obama, para evitar que tus vecinos se enojen con vos.

Para explorar esta hipótesis, le enviamos cartas a 92 mil contribuyentes durante la contienda presidencial del 2012 entre Barack Obama y Mitt Romney.

La parte central del experimento consiste en aleatorizar cuan visibles son las donaciones de un individuo ante sus vecinos. Para ello, asignamos a los miles de participantes aleatoriamente a uno de dos tipos de cartas: la carta de baja visibilidad, y la carta de alta visibilidad. Los dos tipos de cartas incluyen el mismo tipo de información: cómo acceder y usar el buscador web de contribuciones políticas. La diferencia es que en la carta de baja visibilidad el destinatario es el único del barrio que recibe esta información, mientras que en la carta de alta visibilidad les comunicamos a los destinatarios que algunos de sus vecinos también están recibiendo esta información. Relativo a la carta de baja visibilidad, quienes recibieron la carta de alta visibilidad deberían sentirse más “observados” por sus vecinos, quienes probablemente no sabían de la existencia del buscador web y ahora lo saben.

Luego medimos cómo cambiaron las donaciones de los destinatarios de cada tipo de cartas en los meses posteriores a la entrega de las cartas. Tomemos como ejemplo un barrio donde la mayoría de los vecinos son Demócratas. Lo que encontramos es que aumentar la visibilidad incrementa las contribuciones al candidato Demócrata y reduce las contribuciones al candidato Republicano. Por el contrario, en barrios donde la mayoría de los vecinos son Republicanos, aumentar la visibilidad incrementa las contribuciones al candidato Republicano y reduce las contribuciones al candidato Demócrata. Estos resultados no son solo estadísticamente significativos, sino también de magnitud significativa.

Estos resultados ilustran cómo la participación política es influida por el entorno social. Una misma persona puede participar mucho o muy poco dependiendo de si eso lo va a hacer quedar bien o mal con su entorno social.

En un artículo diferente (Perez-Truglia, 2018), proveo un test alternativo de la hipótesis de presión social. En el experimento ideal, agarrarías a un simpatizante de Obama y lo obligarías a mudarse a un barrio elegido al azar. Si nuestra teoría es correcta, deberías ver que este simpatizante de Obama dona más dinero cuando lo mudás a un barrio más Demócrata que cuando lo mudas a un barrio más Republicano.

Obviamente hacer un experimento donde obligás a la gente a mudarse no es ético o legal. En su lugar, utilizo big data para explotar lo que se conoce como un cuasi-experimento: cuando hay variación natural que no es exactamente un experimento pero se parece mucho a un experimento. Utilizo la metodología de “estudio de eventos” de la movilidad geográfica de los contribuyentes americanos.

Los resultados de este cuasi-experimento confirman que la presión social es un factor importante para la participación política. Encuentro que, en promedio, los que apoyan a Obama le donan más frecuentemente y mayores montos si viven en un barrio mayoritariamente demócrata relativo a lo que le donarían si vivieran en un barrio mayoritariamente republicano. De hecho, a pesar de las grandes diferencias metodológicas, la magnitud de los efectos es muy parecida entre estas dos investigaciones (el experimento y el cuasi-experimento).

¿Qué nos pueden decir estos resultados para reducir la polarización? Primero, es importante ser respetuosos de la privacidad de los otros. En el trabajo, la universidad, entre amigos o familiares, nadie debería sentirse obligado a manifestarse en favor o en contra de un candidato o partido político. Segundo, tenemos que aprender a convivir con gente que piensa distinto. Discriminar a alguien porque apoya un proyecto político diferente al tuyo debería ser moralmente tan reprochable como discriminar por sexo o color de piel.  Podemos aspirar a un clima más ameno y respetuoso, donde se hable menos sobre partidos y candidatos políticos, y más sobre las políticas que nos beneficien a todos.

 

 

Referencias

Perez-Truglia, R. (2018). Political Conformity: Event-Study Evidence from the United States. Review of Economics and Statistics, Vol. 100 (1), pp. 14-28.

Perez-Truglia, R. and Cruces, G. (2017). Partisan Interactions: Evidence from a Field Experiment in the United States. Journal of Political Economy, Vol. 125 (4), pp. 1208–1243.