Bloqueo en Valparaíso

Las cuatro semanas de bloqueo y violento paro en algunas faenas del puerto de Valparaíso constituyen algo de la mayor gravedad. La violencia y la falta de diálogo son preocupantes, y las pérdidas para los trabajadores y los exportadores, altas. Pero, como en tantas ocasiones, los mayores costos son los que no se ven.

Todo país requiere de conectividad con el resto del mundo. Barata, eficaz y predecible. Esto es especialmente cierto para un país pequeño, abierto y lejano como Chile. La lejanía geográfica de los centros de producción manufacturera y de consumo global hacen que la distancia sea un impuesto que recae sobre nuestros hombros sin generar ninguna recaudación. Debemos asumir sus costos al importar productos y estar dispuestos a recibir algo menos si queremos ser competitivos en los mercados internacionales de nuestras exportaciones.

Pero hay una buena noticia. Mientras la distancia geográfica es inmutable, la distancia económica no lo es. Las mejoras en el transporte y la logística, junto con la certeza en los tiempos involucrados en el comercio, permiten compensar las dificultades de la geografía.

Los puertos chilenos han ganado eficiencia respecto de los mejores del mundo, pero la brecha es todavía importante. Estimaciones recientes muestran que los terminales nacionales son aproximadamente un 20% menos eficientes que estos. Cerrar esa brecha puede tener efectos importantes sobre la economía.

El ahorro de recursos en tiempo y trámites es obvio. Pero estos beneficios directos representan una ínfima parte de las ganancias de un buen sistema logístico. El verdadero beneficio -el que hace la diferencia- es que los países bien conectados producen bienes de mayor calidad y precio, y logran avanzar por la cadena de valor.

La razón es simple. La conectividad facilita el intercambio y permite ahorrar inventarios. Así como Cornershop abarata las transacciones y libera tiempo y espacio en la despensa, un sistema eficiente y barato de logística permite hacer despachos rápidos, incentivando la producción de bienes de alta calidad y alto precio. Es que en un ambiente donde intercambiar es caro, la producción de bienes de alto valor se hace inviable simplemente porque el tiempo es más costoso en productos más sofisticados.

Este es el costo invisible de la paralización en Valparaíso. Un sistema de logística eficaz y predecible incentiva la innovación y potencia el grado de sofisticación de la economía. Por eso, las mayores pérdidas no están en las menores exportaciones de madera en esta temporada, sino que en los muebles que nunca se producirán.

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