Creatividad y pensamiento crítico: ¿Antagónicos?

 

El pensamiento creativo es divergente y el pensamiento crítico es convergente; el pensamiento crítico evalúa la validez de algo que existe y el pensamiento creativo trata de generar algo nuevo; el pensamiento crítico se apoya en métodos y principios establecidos (lógica y racionalidad) y el pensamiento creativo privilegia transgredir tradiciones y paradigmas vigentes.

El pensamiento creativo supera las restricciones existentes para lograr su propósito de generar algo original; para esto se recurre a la intuición y a procesos subconscientes (o inconscientes). Corresponde a “pensar fuera de la caja” (“out of the box”). Por su parte, el pensamiento crítico evalúa y examina la validez analítica de un argumento o de una hipótesis; para este efecto se utilizan los marcos conceptuales y los procedimientos metodológicos existentes.

Si bien ambos tipos de pensamiento son obviamente distintos, se privilegia su complementariedad. Según Crane (1983), “cuando el razonamiento falla, nos salva la imaginación. Cuando la intuición falla, nos salva el razonamiento”.

Desde el punto de vista educativo y del aprendizaje no es conveniente ni útil la dicotomía entre pensamiento crítico y creativo; incluso si se privilegia uno en desmedro del otro, puede ser contraproductivo (Forrester, 2008).

Para la resolución de problemas complejos y para generar innovaciones se requiere la combinación de la creatividad con el pensamiento crítico. Aún más, ambos tipos de conocimiento están íntimamente conectados para poder “pensar bien en cualquier área”. Para la resolución de un problema complejo se requieren las restricciones que impone la lógica y las ideas generadas por la imaginación. Existe evidencia que muestra que hay un mejoramiento de los estudiantes en el desempeño en los test convencionales cuando se han potenciado sus habilidades creativas (Amabile, 1996).

Por otra parte, dada la avalancha de información que se está generando, se requiere una buena mezcla de pensamiento crítico y creatividad para diferenciar lo que es relevante de lo irrelevante (o “basura”). Para que los estudiantes vayan más allá de repetir lo que otros dicen y en cambio puedan generar nuevas y valiosas ideas, tienen que dominar la creatividad y el pensamiento crítico.

En breve, hay una complementariedad entre ambos pensamientos (Bailin, 1987): (a) La creatividad desempeña el rol central en generar innovaciones; pero no se trata de crear cosas originales por el prurito de que sean nuevas y diferentes. Además, esta originalidad tiene que ser efectiva y significativa; para este efecto, el pensamiento crítico cumple un importante rol evaluador. (b) El proceso de decisión entre diferentes hipótesis no es tan mecánico y directo. En muchas ocasiones, el pensamiento crítico requiere una interacción con la intuición y la imaginación.

La supuesta dicotomía pensamiento creativo-pensamiento crítico se replica en la supuesta dicotomía arte-ciencia; en este caso, esto tiene complicadas consecuencias sobre el currículo escolar. La presión por el aumento de clases de ramos científicos (STEM) se sugiere que vaya a expensas de las pocas clases de ramos artísticos. Así como necesitamos los dos pies para caminar, necesitamos las dos partes del cerebro para la creatividad (lado derecho) y el pensamiento crítico (lado izquierdo).

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