La Confianza en el Estado y la Empresa

En el año 2012 el gobierno uruguayo cerró la aerolínea de bandera uruguaya PLUNA debido a problemas económico-financieros de la empresa. Esto desató un gran escándalo nacional, con un desenlace que incluyó un remate de aviones en el que el ganador se presentó con un nombre distinto al suyo, adujo representar a una empresa con una operativa dudosa y que, aunque contaba con un aval del Banco de la República Oriental del Uruguay, no pagó lo debido ni se le adjudicaron los aviones. Sin embargo, la “foto del año” no se la llevó el remate, sino la reunión que se dio entre representantes del gobierno y de la empresa Buquebus (compañía argentina que brinda servicios de traslado marítimo de Uruguay a Argentina) unos días después del remate. Fernando Lorenzo (Ministro de Economía de Uruguay) fue fotografiado junto a Juan Carlos López Mena (CEO de Buquebus), a quién se lo vinculó con el ganador del remate (también en la foto), lo cual dio lugar a un sinfín de protestas, suspicacias y columnas de opinión.

De la izquierda: Juan Carlos López Mena, Juan Patricio López, Fernando Lorenzo, Hernán Antonio Calvo Sánchez, Gabriel Papa. Foto de Diego Battiste/El Observador.

Al margen de las particularidades del caso PLUNA, lo que este episodio deja en evidencia es que cuando el público desconfía del gobierno o las empresas, existe resistencia a que agentes del gobierno se reúnan con empresarios. Esto puede tener implicancias en la calidad de las decisiones de política si el gobierno precisa el input del sector privado para el diseño e implementación de políticas. Evans (1995) sostiene justamente que burocracias más efectivas son aquellas autónomas pero con vínculos e intercambios fluidos con el sector privado. La necesidad de estos intercambios (y la tensión que generan en la esfera pública) ha sido puesta de manifiesto por diversos actores en otros países. A modo de ejemplo, cuando oficiales del Banco Central Europeo fueron criticados por reunirse con agentes de inversión previo a una decisión de política, estos argumentaron que la reunión era necesaria para entender a los mercados financieros y con eso comprender cómo la política monetaria afectaría a la economía real. Este año realizamos entrevistas exploratorias en diversos países (Alemania, Argentina, Brasil, India, Israel, Japón, México, Turquía) para conocer las características, disponibilidad de datos y marco regulatorio de este tipo de intercambios. A groso modo, encontramos que las regulaciones son escasas (con algunas excepciones como Brasil y México en algunas dependencias) y con excepción de reuniones en las que participan burócratas de alto rango (en particular en bancos centrales), dichas reuniones no son sistemáticamente registradas, por lo que aún no es posible evaluar rigurosamente si estas reuniones efectivamente mejoran la calidad de las políticas (o bajo qué escenarios). Lo que sí es factible evaluar es si la desconfianza del público en el Estado y/o la empresa se traduce en una mayor resistencia popular a estos intercambios. A través de la plataforma web de Amazon (MTurk) reclutamos aproximadamente 9.000 personas en EEUU para que leyeran diversos textos diseñados para modificar sus niveles de confianza en las empresas y/o el Estado.
Por ejemplo, para “predisponer” (prime) a la gente a pensar bien, o mal, de los empresarios, aleatorizamos lo que veían los participantes entre estas viñetas:

También aleatorizamos viñetas similares con la eficiencia o corruptibilidad de burócratas. Luego de estas lecturas, le preguntamos a los participantes qué creen que se intercambia en los encuentros entre empresarios y hacedores de política (dimos dos opciones: favores o información). Encontramos que los tratamientos fueron efectivos para afectar las visiones de los participantes sobre las reuniones público-privadas (Di Tella, Dubra, & Lagomarsino (2017)).

El resultado puede no ser muy sorprendente, pero establece un nexo entre la legitimidad del gobierno/empresarios y la calidad de las políticas: menos legitimidad causaría políticas menos informadas.

Más interesantes quizás son los hallazgos respecto a una teoría positiva de la regulación, y los impuestos deseados sobre los “ricos”. En esta última variable encontramos dos elementos importantes, y quizás sorprendentes. Concretamente, si hay desconfianza en las empresas, más desconfianza en el gobierno lleva al público a demandar más impuestos a los “ricos”: el primer elemento sorprendente es que las viñetas logran mover las preferencias de la gente (trabajos previos no lo lograban; más sobre esto más adelante). El segundo aspecto sorprendente, es que quizás uno esperaría un movimiento opuesto en los impuestos deseados. Ese sería el caso en un modelo donde la eficiencia con la que se recolectan impuestos y/o la calidad del gasto es una función de la calidad del gobierno. A nivel teórico, se puede alcanzar este resultado introduciendo preferencias por “justicia en la economía” (como en Alesina & Angeletos (2005)) y donde más impuestos a los “ricos” no se traducen en una mejora en los servicios que reciben los ciudadanos pero sí en una forma de castigo a los empresarios (por un modelo con estas características ver Di Tella, Dubra, & Lagomarsino (2017)).

Este resultado puede ayudarnos a entender algunos comportamientos que vemos fuera del laboratorio. Consideremos el movimiento Occupy Wall Street que surgió en EEUU en 2011 luego de la crisis financiera internacional. Dicho movimiento surgió con el objetivo de generar conciencia de las desigualdades económicas globales. Bregó por un incremento de los impuestos para los sectores más ricos de la sociedad a la vez que denunció la influencia/corrupción de las empresas en el gobierno (particularmente las vinculadas al sector financiero).

Poster del Tax Wall Street Party (EEUU)

Una interpretación de este fenómeno es que cuando hay corrupción el público quiere castigar a los “ricos” porque su accionar se traduce en la constitución de una sociedad “injusta”, y la manera de castigar es con más impuestos a los ricos (sin importar cómo se usarán dichos impuestos, si se redistribuirán, etcétera). Esta evidencia e interpretación es consistente con la reseña histórica de Scheve & Stasavage (2016) que argumentan exactamente esto: “las sociedades no gravan a los ricos solo porque son democracias donde los pobres superan en número a los ricos o porque la desigualdad es alta. Tampoco son decisivas las creencias sobre cómo los impuestos influyen en el rendimiento económico. Las sociedades gravan a los ricos cuando las personas creen que el estado ha privilegiado a los ricos, y una compensación justa exige que los ricos paguen impuestos más que el resto” (traducción propia).

Quizás por esto trabajos previos habían encontrado que las percepciones sobre desigualdad, o la eficiencia del gobierno en redistribuir, no lograban mover las preferencias de la gente sobre la tasa de impuestos deseada sobre el “top 1%” (ver por ejemplo Kuziemko et al., 2015).

Nuestro trabajo también arroja luz sobre una teoría positiva de la regulación (¿Por qué se regula?; no ¿Cómo o cuándo se debería regular?). En el trabajo hacemos cierto progreso en entender lo que Aghion et al. (2010) llamaron “el rompecabezas central en creencias políticas”: ¿Por qué la gente en países con malos gobiernos quiere más intervención gubernamental? El lector interesado puede enterarse sobre esto leyendo el trabajo.

Restan una cantidad de preguntas interesantes. Por ejemplo, ¿Cuánto dura el priming? ¿Qué tan fácil es cambiar la percepción de la gente sobre gobierno o empresarios? O ¿Qué tipos de mecanismos son los que hacen que la gente se enoje con empresarios o gobierno? Esperamos poder atacar algunas de ellas en investigaciones futuras.

Aghion, P., Algan, Y., Cahuc, P., & Shleifer, A. (2010). Regulation and distrust. The Quarterly Journal of Economics, 125(3), 1015–1049
Alesina, A., & Angeletos, G.-M. (2005). Fairness and Reidstribution. The American Economic Review, 57(3), 415–426.
Di Tella, R., Dubra, J., & Lagomarsino, A. (2017). “Meet the Oligarchs : Business Legitimacy , State Capacity and Taxation,” NBER WP 22934.
Evans, P. (1995). Embedded Autonomy: States and Industrial Transformation (Vol. 1). Princeton University Press.
Scheve, K., & Stasavage, D. (2016). Taxing the Rich. Princeton University press.
Kuziemko, I., Norton, M. I., Saez, E., & Stantcheva, S. (2015). How elastic are preferences for redistribution? Evidence from randomized survey experiments. American Economic Review, 105(4), 1478–1508.