El delito en Argentina, según sus principales fuentes de datos

Laura Jaitman en colaboración con Victoria Anauati.

Como hemos discutido en varias entradas previas, las consecuencias del crimen y la violencia son graves y duraderas. El crimen y el miedo al crimen producen reducciones en el bienestar y constituyen una amenaza al desarrollo: distorsionan la asignación de gastos públicos y privados, generan daños y pérdidas irreparables, y alteran nuestras rutinas diarias. El costo del crimen en Argentina se estima en 3% del PIB por año en un escenario conservador (Jaitman, 2017). Esto incluye el gasto público en policía, justicia y administración de prisiones, el gasto del sector privado en seguridad, el costo social por victimización (ingreso no percibido de victimas) y el lucro cesante de los privados de libertad. Aunque este costo está por debajo del promedio regional (3,5% del PIB), es un monto muy significativo, y sería suficiente para aumentar en 50% el gasto en educación, por ejemplo (ver esta entrada previa sobre los costos del crimen en América Latina).

Para solucionar este problema, la información es clave. La generación de estadísticas confiables y periódicas es fundamental para mejorar el diseño de las políticas de seguridad y la rendición de cuentas. Sin embargo, desde el 2008 encontrar un dato oficial sobre el crimen en Argentina era casi imposible (ver acá). Uno de los principales objetivos de las estadísticas criminales es estimar el número total de delitos cometidos. Las dos fuentes principales de estos datos son los registros administrativos de la policía (las denuncias) y las encuestas de victimización (entrevista a una muestra de la población donde se pregunta si fueron víctimas de delitos).

Desde el año pasado, afortunadamente este gobierno ha retomado el hábito de publicar datos oficiales de crimen. Este mes, de hecho, se publicaron datos oficiales de ambas fuentes: estadísticas criminales basadas en registros policiales para 2016 del Ministerio de Seguridad, y los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Victimización (ENV) para el año 2016 que realizó el INDEC.

¿Qué dicen los datos sobre la inseguridad en Argentina?

Los datos de la última encuesta revelaron que en 2016 el 27,5% de las familias sufrió algún delito ya sea contra el hogar o contra alguno de sus miembros. En otras palabras, el año pasado, tres de cada diez hogares argentinos padecieron al menos un delito. En el cuestionario se consultó sobre cinco delitos contra el hogar (robo o hurto de vivienda, auto, moto y/o secuestro) y nueve contra las personas (robo con violencia, hurto, estafa, fraude, secuestro virtual, agresión física, amenazas, corrupción u ofensa sexual), pero aún no se publicaron datos desagregados. Además, según el INDEC, en la mayoría de los hechos (67,7%) no se hizo la denuncia. Las encuestas nacionales de victimización (ENV) complementan los registros administrativos de la policía, al no estar afectados por el subreporte (no denuncia) de los incidentes a la policía.

Contar con datos de victimización a lo largo del tiempo es central para analizar la evolución de la incidencia y prevalencia del crimen. Esto no es posible con la ENV 2017, ya que difiere metodológicamente de las encuestas oficiales que se realizaron en el pasado. Sería muy importante además que la encuesta tuviera una estructura de panel en la que se mantengan algunos hogares en la muestra por un período de tiempo para poder analizar el efecto de distintas políticas, lo cual parece no estar contemplado en la encuesta actual.

Una alternativa para analizar la evolución de la tasa de victimización es utilizar la encuesta de victimización que realiza el Laboratorio de Investigaciones sobre Crimen, Instituciones y Políticas (LICIP) de la Universidad Torcuato Di Tella desde inicios de 2008. Esta encuesta se ha convertido en los últimos años en un instrumento muy importante para el diagnóstico en materia de inseguridad en vista de la falta de disponibilidad de datos oficiales. La encuesta permite construir un indicador de inseguridad mensual confiable desde marzo del 2008. A diferencia de la ENV 2017, esta encuesta es telefónica y con una muestra mucho menor. Sin embargo, tiene la ventaja de proveer una serie confiable y larga en el tiempo de la victimización en el país, y arroja resultados muy similares para 2017.

Según esta encuesta del LICIP (Universidad Torcuato Di Tella), se observa que luego de varios años de aumento del índice de victimización durante la década pasada, desde fines de 2015 hay una tendencia decreciente a nivel nacional  (medido por el porcentaje de hogares que declararon haber sufrido por lo menos un delito en los últimos doce meses) ‒para más detalles ver esta entrada previa. En lo que va del año este índice se encuentra en torno al 27%. Para 2016 el promedio fue 28,2%, muy similar al dato de victimización que arroja la ENV 2017, a pesar de las grandes diferencias metodológicas.

Gráfico 1. Evolución del índice de victimización LICIP, 2008-2017

Nota: Porcentaje de hogares que declararon haber sufrido por lo menos un delito en los últimos doce meses.

Fuente: LICIP.

Es difícil comparar cifras de victimización entre países, ya que utilizan distintas metodologías. Según las encuestas de victimización internacionales, que utilizan una muestra mucho más pequeña, pero con la misma metodología en varios países de la región, Argentina es uno de los países con las mayores tasas de victimización. Según la encuesta de Latinobarómetro, ocupó el tercer lugar de la región en 2016 luego de Venezuela y México.

Registros policiales

La principal fuente de información sobre la incidencia y prevalencia del crimen son los registros de la policía: las denuncias. Sin embargo, fue recién a inicios de 2016 que el Gobierno volvió a publicar estadísticas oficiales sobre delito en Argentina, ocho años después de la última difusión de estos datos. Contamos con datos hasta 2008 y luego la serie inicia en 2014.

Según las estadísticas de delitos, la tasa del total de los hechos delictuosos creció 10% entre 2008 y 2015, durante los dos períodos del gobierno anterior, pasando de 3.298 hechos por 100.000 habitantes en 2008 a 3.636 en 2015. Si consideramos todo el ciclo Kirchnerista (2003-2015), hubo un aumento sostenido de los delitos contra las personas y contra la propiedad del 15% y 3% respectivamente.

En el último período de datos anuales publicados (2014-2016), observamos que la tasa de la mayoría de los delitos disminuyó entre 8% y 21%. El Gráfico 2 da cuenta de ello al mostrar una tendencia negativa en casi todos los delitos, a excepción del hurto, el cual parece no haber mostrado variaciones entre 2014 y 2016. Los delitos que registraron una mayor caída fueron lesiones dolosas y homicidios dolosos, cuyas tasas se redujeron 23% y 21% respectivamente.

Gráfico 2. Tasa de delitos cada 100.000 habitantes, 2014-2016

Fuente: SNIC – DNIO

Los datos también muestran que los delitos violentos se redujeron entre 2014-2016. Por ejemplo, en dicho periodo, la tasa de robos por 100.000 habitantes disminuyó 12%. Aproximadamente, 75% de dicha caída se debe a la reducción en los robos agravados por lesiones o muertes. Esto se suma a la tendencia decreciente observada en los homicidios y lesiones dolosas.

Existe heterogeneidad en la distribución geográfica del crimen entre las provincias. El siguiente mapa muestra esta distribución para los homicidios, violaciones y robos en 2016. Los colores claros representan las tasas por 100.000 habitantes más bajas, mientras que los colores oscuros identifican a las provincias con tasas más elevadas. Como patrón general, vemos que la región del Cuyo, a excepción de Mendoza, cuenta con tasas de homicidios y violaciones más bajas en comparación con otras regiones, mientras que las provincias del norte y el sur, en especial Jujuy, Salta, Mendoza y Chubut, sobresalen por tasas elevadas en estos delitos (Mapa 1.a y 1.b). Los robos parecen estar más concentrados en ciertas provincias del centro del país (Córdoba y Santa Fe y CABA), del Noroeste (Catamarca, Jujuy, Salta y Tucumán) y del sur (en especial, Mendoza y Neuquén) (Mapa 1.c). La tasa de homicidios en Argentina luego de aumentar en la última década ha venido bajando en los últimos dos años, y se ubica en 6 homicidios por 100.000 habitantes. Es una de las más bajas de la región (24 por 100.000 habitantes promedio América Latina y el Caribe).  Santa Fe (10,7) y Chubut (10,0) son las provincias con mayores tasas de víctimas de homicidios dolosos.

Mapa 1. Homicidios dolosos, violaciones y robos por provincia. Tasa por 100.000 habitantes.

Fuente: SNIC – DNIO

Entre 2014 y 2016 se presentaron ciertas variaciones en la tasa de estos delitos que merecen ser mencionadas. En relación a los homicidios, Jujuy y Santa Cruz pasaron de ocupar los puestos 17 y 18 en el ranking de provincias con mayor tasa de ocurrencia de este delito (tasas de 3,8 y 3,2 por 100.000 habitantes respectivamente en 2014), a ocupar los puestos 10 y 11 (con una tasa de 5,2 por 100.000 habitantes en ambas provincias) dos años más tarde. Paralelamente, Santa Cruz pasó de ser la provincia con menor tasa de violaciones en 2014 a ocupar el puesto 7 en el ranking en 2016 (en dicho periodo la tasa de violaciones en dicha provincia se quintuplicó). Por el contrario, Santiago del Estero que encabezaba el ranking de provincias con mayor ocurrencia de violaciones de acuerdo a sus habitantes en 2014, descendió al puesto 8 en 2016. Sin embargo, desafortunadamente, esta fue la provincia donde más crecieron los robos entre 2014 y 2016, pasando de ser la provincia con menor tasa por 100.000 habitantes (293) en 2014 a ocupar el puesto número 15 en el ranking de provincias con mayor tasa (604) en 2016. Observamos que Mendoza, CABA y Neuquén siguen ocupando los primeros puestos en cuanto a robos, tanto en 2014 como en 2016, con más de 2.000 robos por 100 mil habitantes.

En cuanto a la provincia de Buenos Aires, entre 2014 y 2016 se observa una leve reducción de la tasa de delitos totales (especialmente entre 2015 y 2016). De todos modos, la situación sigue siendo compleja especialmente en relación a los delitos contra las personas (homicidios, lesiones, y otros delitos contra las personas). Siendo la provincia en la que habita el 39% de la población, concentra casi la mitad de los homicidios dolosos que se comenten en el país (45%). Otro dato complementa esta estadística: 5 de las 10 ciudades con mayor índice de homicidios dolosos del país pertenecen a esta provincia. Entre los partidos del conurbano con mayor concentración de delito contra las personas se encuentran Pergamino (1.283 por 100 mil habitantes), Ensenada (915 cada 100 mil habitantes) y Tres de Febrero (805 por 100 mil habitantes), seguidos por los partidos de San Fernando, Pilar, Junín, Marcos Paz, General San Martín, Morón y Hurlingham, que componen, en términos generales, la primera y tercera secciones electorales. Podemos ver que estas cifras se acercan a las reportadas en ciudades relativamente más inseguras en el último tiempo, como Santa Fe capital (1.335 por 100 mil habitantes) o Rosario (939,5 por 100 mil habitantes), en donde el narcotráfico parece ser un factor importante.

Por otro lado, estos partidos bonaerenses también se caracterizan por una alta concentración de delitos contra la propiedad. Así, uno de los partidos que encabeza el ranking en la provincia de Buenos Aires es Pergamino, con una tasa de 3.372 por 100 mil habitantes, Tres de Febrero con una tasa de 2.143 y Necochea con 1.744. Sin embargo, estos partidos quedan afuera del ranking de las 10 ciudades con mayor índice de delitos contra la propiedad del país, donde toman protagonismo ciudades como Mendoza capital o Guaymallén (Mendoza), con tasas de 11.229 y 6.015 delitos por 100 mil habitantes, respectivamente. Por último, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no está ajena a esta alta concentración de delitos, ya que en ella se reportaron tasas de 1.133 delitos contra las personas y 4.077 contra la propiedad en 2016, con un leve aumento de estos últimos entre 2015 y 2016.

Conclusión

El fenómeno de la inseguridad es complejo y multi-causal (ver esta entrada previa). La falta de información estadística fiable y actualizada es una limitación crucial para realizar un buen diagnóstico de la situación y para llevar a cabo análisis sobre la seguridad que permitan entender la naturaleza y dinámicas de estos procesos. Argentina, como otros países de la región, está realizando esfuerzos para mejorar la generación y el acceso a datos sobre la actividad delictiva.

Para el país, publicar estos datos es un paso muy importante. Argentina es uno de los países de la región con mayor gasto público en seguridad (en torno del 2% del PIB,  Jaitman, 2017). Sería deseable también contar con datos públicos más desagregados y a lo largo del tiempo, que permitan realizar estudios rigurosos para entender los patrones del crimen, y esencialmente para evaluar las distintas acciones contra la inseguridad. Este tipo de estudios científicos serviría para utilizar los recursos públicos y privados de una forma más eficiente, determinar qué políticas son más costo-efectivas y establecer en qué dirección ajustar las acciones del gobierno para anticiparse a las cambiantes dinámicas delictivas.