¿Cómo sostener una alta tasa de crecimiento?

El crecimiento sostenible de un país está determinado por la evolución de su producto potencial. El producto potencial es el máximo nivel de producto que se puede alcanzar dada la disponibilidad de  recursos (fuerza laboral, capital humano, y capital físico) y la productividad de estos, sin acelerar las  presiones inflacionarias. El producto potencial cumple un rol central en el diseño de la política monetaria y de la política fiscal y es, a la vez, un determinante importante del bienestar de la población.

Una aproximación a la tasa de crecimiento del PIB potencial se obtiene de observar el crecimiento promedio del PIB en períodos largos, porque reduce la influencia de los factores cíclicos en el PIB.  Durante el período 1985-1995, el crecimiento promedio de Chile alcanzó un 7%, el que se redujo a un 4,6% en el período 1996-2005 y luego a un 4,3% en el período 2006-2013.

Mirando hacia adelante, la tasa de crecimiento del producto potencial se estima a partir de la tasa de crecimiento sostenible de la fuerza laboral, del capital humano, del capital físico y de la productividad de estos factores. El crecimiento de estas variables está a su vez determinado por las políticas e instituciones de un país, factores demográficos y los cambios en el comportamiento social (tamaño de la familia, edad de retiro de la población).

De esta forma, el crecimiento potencial es mayor cuando las políticas e instituciones mantienen la estabilidad de precios, promueven la apertura al comercio exterior y la competencia, evitan la aparición de cuellos de botellas en la infraestructura y la energía, y crean un ambiente favorable al ahorro, a la acumulación de capital físico y humano (educación y capacitación de la fuerza laboral), al emprendimiento, y a la innovación y adaptación de tecnologías.

Utilizando un esquema como este, en años recientes, tanto el Banco Central como los especialistas convocados por el ministro de Hacienda para la preparación del Presupuesto, han estimado que el crecimiento potencial de Chile estaría entre un 4,5% y un 5%.

Sin embargo, proyecciones más recientes sitúan la tasa del crecimiento del producto potencial de Chile en un nivel más bajo que el estimado previamente, debido a una serie de factores. Primero, la  tasa de participación en la fuerza laboral de la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años) se ha estancado, lo que, unido a la baja en la tasa de crecimiento de la población en edad de trabajar, reduce la tasa de crecimiento de la fuerza de trabajo.

Segundo, la inversión como porcentaje del PIB ha sufrido una caída importante ahora que se han completado importantes proyectos mineros y la reconstrucción. Además, las proyecciones de términos de intercambio y de condiciones financieras internacionales crean un entorno menos favorable para la inversión en los próximos años.

Tercero, parte del stock de capital se ha tornado menos productivo como consecuencia del pronunciado aumento del precio de la energía. Cuarto, la tasa de crecimiento del capital humano ha estado y seguirá estando limitada por la baja calidad de la educación preescolar, básica, media y técnica y por las deficiencias de los programas de capacitación laboral.

Quinto, el progreso en aumentar la productividad se encuentra limitado por la baja calidad del capital humano y la caída en la tasa de inversión, lo que limita las oportunidades para avanzar en la adaptación de prácticas y tecnologías que incrementen la productividad. De hecho, un estudio reciente del FMI estima la tasa de crecimiento potencial de una serie de países, para el período 2013-2017, con una metodología similar a la esbozada más arriba. Este estudio calcula una tasa de 
crecimiento potencial en el rango del 3 al 4% para Chile.

Frente a este preocupante escenario para el crecimiento del producto potencial, que trae consecuencias sobre el bienestar de todos los chilenos, especialmente de los más pobres y de las clases medias, es conveniente explorar vías que puedan tener un impacto positivo en el producto potencial.

Esto es lo que se hace en el libro «Growth Opportunities for Chile», publicado recientemente por el CEP y cuyo editor es quien escribe esta columna. Este volumen incluye un conjunto de artículos preparados por un grupo de destacados economistas, quienes examinan los factores que pueden contribuir a incrementar la tasa de crecimiento potencial de la economía chilena. En los trabajos se evalúan una serie de factores en que Chile presenta deficiencias que limitan la tasa de crecimiento del PIB potencial.

Entre estos factores se destacan los siguientes: las distorsiones y los obstáculos que limitan el desarrollo de fuentes de energía de bajo costo; la aún baja tasa de participación laboral femenina, que limita el crecimiento de la fuerza de trabajo y afecta los ingresos de las mujeres con menores niveles de capital humano; la baja calidad de la fuerza de trabajo, que limita tanto el crecimiento del 
capital humano como de la productividad, restringiendo el crecimiento; dificultades al emprendimiento (limitado acceso al crédito y al mercado de capitales, escasez de fondos de capital semilla, baja inversión en Investigación y Desarrollo); los efectos de la alta desigualdad en la distribución de ingresos (se pierden talentos, aumentan los conflictos) y en la distribución del capital político (una proporción importante de la población se aleja de la política, abriéndole las puertas al populismo).

Para mejorar el capital humano, las propuestas incluidas en el libro resaltan la importancia de avanzar en mejorar la calidad de la educación preescolar, básica, media y técnica y también la capacitación laboral. En educación, iniciativas prioritarias son: el desarrollo de jardines infantiles de calidad, el fortalecimiento de la capacidad de aprendizaje, de la profesión docente, de la gestión escolar y de las escuelas públicas. Esto también contribuiría a un desarrollo más inclusivo y, en el tiempo, a mejorar en forma sostenible la distribución del ingreso.

Para incrementar la tasa de crecimiento de la productividad -el tema central del libro- se requieren reformas encaminadas a promover la competencia, la reasignación de factores hacia sectores de mayor productividad, la innovación, la creación y destrucción de empresas, y levantar escollos a la producción eficiente de energía.

En particular, el trabajo sobre el mercado laboral destaca el rol que cumplen las políticas que facilitan la reasignación de trabajadores entre empresas, tanto para aumentar la productividad como para facilitar el ajuste de la economía frente a shocks y la destrucción creativa (la desaparición de empresas poco eficientes y la aparición de empresas altamente eficientes).

El trabajo sobre energía destaca que para producir esta en forma eficiente se requiere remover  obstáculos a la generación de hidroelectricidad y estar conscientes de los costos de las energías renovables no convencionales.

Muchas de estas reformas requieren de un refuerzo institucional que permita un adecuado diseño técnico y de una profunda discusión de su contenido con la sociedad civil. Esto también facilitaría la resolución de problemas de economía política, que terminan frenando la implementación de reformas pro crecimiento y pro equidad o aprobando reformas poco eficientes.

En la mesa redonda de cierre de la conferencia que dio origen al libro en comento, Daron Acemoglu, coautor del libro «Why Nations Fail», enfatizó que, en la etapa del desarrollo en que Chile se encuentra, el mayor reto de nuestro país es seguir avanzando en reducir gradualmente la desigualdad, pero, en el proceso, es necesario evitar la creación de un sistema altamente  distorsionado, que limite la creación de negocios, el emprendimiento, la inversión y el crecimiento.

«El crecimiento potencial es mayor cuando las políticas e instituciones mantienen la estabilidad de precios, promueven la apertura al comercio exterior y la competencia, evitan la aparición de cuellos de botellas en la infraestructura y la energía, y crean un ambiente favorable al ahorro, a la acumulación de capital físico y humano (educación y capacitación de la fuerza laboral), al emprendimiento, y a la innovación y adaptación de tecnologías».