Vaca Muerta y el Futuro de la Argentina

Los yacimientos de gas y petróleo no convencionales de Vaca Muerta representan una extraordinaria oportunidad para el desarrollo del país. La magnitud de la riqueza enterrada en el yacimiento es impresionante: casi seis veces el ingreso de la Argentina. Sí, leíste bien. X6 el ingreso nacional. El maná de la soja palidece al lado de los recursos enterrados en Vaca Muerta. Explotarlos es un gran desafío institucional para la Argentina así como una fuente de esperanza. El marco institucional para explotar y repartir la riqueza de Vaca Muerta es uno de los temas más importantes para el desarrollo del país y un gran ausente del debate sobre la economía argentina. Este se refleja también en el debate electoral.

En el debate sobre Vaca Muerta quiero situar a las instituciones de la democracia en un primer plano. ¿Por qué es que no podemos sacar esta riqueza del suelo? Por las instituciones. ¿Cuál será su efecto sobre el país? La respuesta, nuevamente, yace en las instituciones. El respeto por la ley, el balance de poderes, la deliberación del pueblo a través de sus representantes al asignar recursos, la transparencia de la gestión pública, y la tutela judicial de los actos del gobierno son claves para que esta riqueza sea provechosa para el país.

Según la Administración de Información de Energía de EEUU Vaca Muerta tiene 308×1012 pies cúbicos de gas y 16.2×109 barriles de petróleo técnicamente recuperables.[1] Valuando el petróleo a 100 dólares el barril y el gas a 4 dólares por mil pies cúbicos el petróleo y gas técnicamente recuperable de Vaca Muerta vale aproximadamente 2.8 x1012 dólares (USD2,800 miles de millones) o casi 6 veces el producto bruto interno de la Argentina (USD 475 miles de millones).

Extraer estos recursos del subsuelo requiere una vasta inversión. Cada pozo cuesta alrededor de USD11 millones y rinde entre 500 mil y 900 mil barriles de petróleo. Es decir, la tasa de retorno de un pozo exitoso es de entre 4 y 8 veces la inversión con el petróleo a USD 100 por barril. El plan de inversiones de YPF de unos USD 37 mil millones alcanza para comprar 3300 pozos, que en un escenario optimista extraerán menos de un quinto del petroleo de Vaca Muerta. Sin embargo YPF no consigue como financiar esta inversión.

¿Por qué es que no sacamos el petróleo del suelo si es un negocio redondo? El gobierno argentino no tiene los recursos y nadie se los quiere adelantar. En un país creíble, YPF podría endeudarse y desarrollar el yacimiento. Petrobras, por ejemplo, tiene una deuda de USD 80 mil millones y emitió 11 mil millones en mayo a plazos y tasas muy atractivos. Dada la avaricia del capital, no poder emitir 30 mil millones de deuda para sacar varias veces esa cantidad del suelo requiere de mucho esfuerzo. Nosotros lo hicimos. Tenemos USD 11 mil millones de deuda aún en default (la deuda no re-estructurada de los famosos holdouts), le debemos USD 6 mil millones al Club de Paris, y el año pasado nacionalizamos YPF, por lo que tenemos un conflicto pendiente con REPSOL que reclama USD 10.5 miles de millones. Además, el país se empeña en no acatar los fallos que pierde en el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones). No se requiere afinar mucho el lápiz para darse cuenta que el costo de todo este descalabro contractual, en términos de no poder desenterrar nuestro petróleo, es fenomenal. Claramente para la Argentina cumplir sus contratos, pagando todas sus deudas y tener la capacidad financiera de desarrollar Vaca Muerta tiene muchísimo valor.

Vayamos ahora a la evaluación de los beneficios de Vaca Muerta y su relación con las instituciones. Hay casos de países que han sido claramente exitosos en la extracción de recursos naturales en beneficio de su desarrollo como Botswana, Noruega, los Países Bajos y Canadá. En otros países, la riqueza natural crea incentivos para la existencia de guerras civiles y financia la corrupción y la perdurabilidad de regímenes no democráticos. En las provincias argentinas, sin ir más lejos, Carlos Gervasoni encontró que las rentas mineras y de la co-participación de las provincias están correlacionadas con prácticas provinciales no democráticas[2]. La amplia literatura sobre la maldición de los recursos naturales[3] nos dice que el resultado de esta riqueza puede ser positivo o negativo para el país.

¿Cómo nos podemos asegurar que Vaca Muerta tenga un efecto positivo para el desarrollo del país? La riqueza de Vaca Muerta también va a generar muchos conflictos sociales (la pelea por la apropiación de los recursos), conflictos ambientales (aquí y aquí y en gráficos aquí) y el potencial de mucha corrupción. En la vida y en la ópera, la ocasión hace al ladrón. Las instituciones de la democracia—la transparencia de la gestión de los recursos, el balance de poderes entre las dos cámaras del Congreso y el Ejecutivo y la tutela judicial— van a ser cruciales para arbitrar estos conflictos. La práctica de una verdadera democracia marca la diferencia entre la bendición y la maldición de los recursos naturales.

Mi opinión personal acerca del mejor uso de los recursos de Vaca Muerta es que deben ser invertidos, especialmente en capital humano. El gran desafío de la Argentina es incluir al 70% de los niños menores de 5 años que nacieron en hogares vulnerables con padres que apenas terminaron la escuela primaria (La Educación y la Distribución del Ingreso de los Niños). Si Argentina no educa a estos niños, no tiene posibilidad de desarrollarse. Así como en Brasil con el petróleo pre-sal, la riqueza de Vaca Muerta representa una oportunidad única de financiar este esfuerzo. El desafío es que la sociedad elija invertir los recursos en estos niños y que los mismos se transformen en una verdadera oportunidad para ellos.

Tener los recursos para financiar la educación e inclusión social de los niños argentinos nacidos en hogares socioeconómicamente vulnerables dista mucho de poder hacerlo. Sin las instituciones correspondientes, las rentas de Vaca Muerta pueden ser desviadas para usos que benefician a pocos. Los gastos significativos en educación y transporte de la última década, que no se tradujeron en mayor calidad del servicio sino en sueldos más altos y rentas para empresarios, lo demuestran. En una entrada reciente de Guillermo Perry aprendimos que una de las variables fundamentales para explicar la calidad de los servicios públicos es la transparencia y la rendición de cuentas de la gestión de los mismos (‘Accountability’ y resultados en la provisión de servicios públicos). La democracia nos va a dar las instituciones para decidir como gastar los recursos de Vaca Muerta y para qude se gasten bien.

¿Cuál es el estado del debate político acerca de Vaca Muerta? En el debate de los referentes económicos de cada partido el miércoles pasado apenas hubo una referencia tangencial a Vaca Muerta cuando Federico Sturzenegger, mi amigo y eterno optimista, habló del potencial económico de la Argentina (Su posición sobre el tema esta aquí.) Pino Solanas, por otra parte, se opone a la explotación de Vaca Muerta por el daño ambiental (Aquí su proyecto de ley para prohibir la extracción de petroleo por el metodo de la fracturacion hidraulica y aquí sus declaraciones). La sociedad se debe un debate sobre si vale la pena pagar el costo ambiental que le molesta a Solanas para contar con los recursos. De la discusión sobre como reinsertar al país en los mercados internacionales de capitales habla sólo el gobierno en su pelea contra los fondos buitre. Pero ni una palabra sobre la relación de los multiples defaults y Vaca Muerta. De las prioridades en la asignación del gasto público no habla nadie, ni siquiera cuando se debate el presupuesto. Sólo hay discursos demagógicos en los que todos se quieren llevar el crédito sobre bajar el impuesto a las ganancias (lo cuál es una mala idea). Del marco institucional para que el gasto público sea más transparente y de la forma en que los funcionarios tengan que responder por sus actos de gestion tampoco se habla en la campaña electoral o en el congreso.

Ojalá que nuestra sociedad, sus representantes y los que aspiran a serlo pongan estos temas tan importantes para el país en el centro de los debates electorales y del nuevo Congreso que actuará a partir de diciembre.


[1] Las reservas potenciales son muchísimo mayores. Ver «Technically Recoverable Shale Oil and Shale Gas Resources: An Assessment of 137 Shale Formations in 41 Countries Outside the United States» (PDF). U.S. Energy Information Administration (EIA). June, 2013.

[2] Gervasoni, Carlos. 2010. “A Rentier Theory of Subnational Regimes: Fiscal Federalism, Democracy and Authoritarianism in the Argentine Provinces.”World Politics 62, no. 2 (April 2010), 302-40.

[3] Por ejemplo, ver The Natural Resource Curse: A Survey por Jeffrey Frankel (2010), y Addressing the Natural Resource Curse: an Illustration from Nigeria por Xavier Sala-i-Martin y Arvind Subramanian.