Thomas Sargent y Christopher Sims

Esta es la primera de una serie de entradas en FE sobre el Premio Nobel de Economia 2011.
El lunes fue un día de regocijo para macroeconomistas. El comité sueco otorgo el Nobel de economía a Thomas Sargent y Christopher Sims por sus contribuciones econométricas, fundamentales para la macro. Dos economistas para economistas, si los hay. No escriben columnas de opinión en el Financial Times o en el New York Times. (Tampoco escriben en un blog o tuitean!) Se dedican a escribir artículos científicos que revolucionaron la forma de hacer macroeconomía empírica.

Tuve el placer de tener a Sargent como profesor. Llegaba a clase y llenaba diez pizarrones con ecuaciones, fácil. Su favorita era el filtro de Kalman o la ecuación de Bellman. No sé cómo hacía, pero siempre lograba meter un filtro de Kalman por clase! Sargent es conocido por su pedagogía. Sus muchos libros y sus muchos alumnos. Incluso visitó argentina varias veces, y dicto un curso en la Universidad di Tella. Según tengo entendido no cobro pesos ni dólares, pero arregló para que lo llevaran al sur a pescar con mosca.

Pero volviendo al Nobel, ¿cuál fue la gran contribución de Sargent y Sims que les mereció el premio?

La versión corta es que en los 70s se generó un desequilibrio entre la teoría macroeconómica y su contraparte empírica. Sargent y Sims restablecieron el equilibrio.

Por un lado los modelos macro fueron incorporando más elementos de la realidad, márgenes de decisión, sectores, etc. Todo esto con micro fundamentos, lo que llevó a una perspectiva de equilibrio general. Pero si la economía esta tan interrelacionada, entonces estimar ecuación por ecuación, como se venía haciendo, no tenía sentido.

Por otro lado, las expectativas sobre el futuro juegan un rol fundamental en las decisiones de los agentes económicos. Por ejemplo, el consumo depende del ingreso de hoy, pero también de las expectativas de ingresos futuros. Para mediados de los 70s Robert E. Lucas Jr. ya había establecido la importancia de modelar las expectativas con cuidado, teniendo en cuenta su endogeneidad. En un artículo conocido como «La crítica de Lucas» demostró la posible inestabilidad de las regresiones de los modelos macro tradicionales, cuestionando lo que aprendíamos de estas estimaciones.

La econometría ya tenía su desafío. Sabíamos que ya no se podían hacer las cosas como antes. Había que incorporar el rol de las expectativas y evitar la crítica de Lucas. Sargent y Sims atacaron este problema desde distintos ángulos, pero con algunos puntos en común. Ambos propusieron estimar sistema de ecuaciones en forma conjuntas.

Sargent aclaró como las expectativas racionales imponen restricciones entre las ecuaciones. Estas restricciones pueden usarse para estimar y/o testear un modelo teórico dado. Por ejemplo, si uno estima el consumo y al ingreso, la teoría de ingreso permanente de Friedman impone relaciones entre los coeficientes de ambas ecuaciones. Esta perspectiva desembocó en una metodología que enfatiza la estimación estructural de un modelo, que fue elaborada más tarde en forma conjunta por Hansen y Sargent. Está detrás del método de momentos (GMM) de Hansen y, más implícitamente, del método de calibración de Kydland y Prescott.

Sims también internalizó la crítica de Lucas, pero salió para otro lado. Lucas advertía que un cambio política económicas no puede analizarse agarrando una regresión y enchufando valores para los instrumentos controlada por el gobierno. Todo puede depender del régimen de política en el que operamos, y este régimen cambia si proponemos un cambio de política económica. Sims aceptó esta lógica, pero empujó a aprender lo más posible de la data generada bajo un dado régimen de política económica.

Para ello, Sims propuso la metodología VAR (Vector Auto Regressions) que pone hincapié en los shocks y la reacción dinámica de las variables económicas a ellas. Estas se resumen en las figuras de reacción a impulso. Cada modelo teórico tiene su propia función de reacción a impulso. Por lo tanto, en principio, podemos comparar estos con los de la data, y así testear y/o estimar los parámetros de un modelo.

Uno de los anhelos de esta perspectiva era poder hacer econometría sin demasiados supuestos, antes de tener un modelo teórico. Dejar que hablen los datos primero. Y una virtud es que se puede tener muchas variables y shocks, pero podemos concentrarnos luego en uno o dos shocks y sus impulsos en un subconjunto de las variables de interés. Pero para que todo esto funcione es vital poder identificar shocks fundamentales. Queremos cambios no esperados exógenos en una variable, no reacciones endógenas a los shocks en otras variables. Esto no es siempre fácil. La credibilidad de la identificación depende la circunstancia y es un arte.

Ambos también tienen muchas otras contribuciones, incluso fuera del ámbito econométrico. Tom Sargent es famoso por varios ensayos históricos sobre la inflación y moneda. También por su trabajos donde relaja el supuesto de expectativas racionales por un modelo donde los agentes aprenden, pero más lentamente. También por su trabajo junto a Lars Hansen (otro que tiene el Nobel asegurado un día). Sims hace poco escribió varios artículos  teóricos que pegaron mucho. Intenta modelar personas racionales pero con capacidad finita para prestar atención a los eventos macroeconómicos.

En resumen, un gran premio, para dos científicos de primera.

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