Europa Unida: Europa Devaluada.

Estamos en estos días siendo testigos de circunstancias que hasta hace poco parecían imposibles: los países desarrollados está viviendo en carne propia situaciones que solo veían en películas que contaban la historia de los países emergentes. Quizás, hasta estemos presenciando la muerte del propio concepto de “emergente”. En al década del 80, hablábamos de las crisis en los países latinoamericanos.  Las noticias del sudeste asiático y de Rusia abonaron el crecimiento del concepto de emergente, para distinguir a los países que sufrían crisis – ya no limitados a la “dummy” latinoamericana – de los “desarrollados”, aparentemente exentos de estas circunstancias. Hoy, el virus latinoamericano ha conquistado el planeta y somos todos emergentes.

Las líneas que siguen pretenden describir, con las noticias a flor de piel, mi visión con respecto a lo que está pasando en USA y en Europa. No esperen mucha formalidad; voy a compartir sensaciones, más que razonamientos acabados. Claramente, es una sensación que breva en años de seguir los derroteros – quizás nunca tan acertada la palabra – de la economía Argentina.

El gobierno de Estados Unidos está cerca de un default técnico. No hay acuerdo entre los demócratas del ejecutivo y los republicanos del congreso sobre un plan fiscal que destrabe el límite al endeudamiento que existe hoy para el gobierno federal.   Si no se llega a un acuerdo antes del 2 de Agosto, el gobierno federal deberá decidir que pagos afrontar y cuáles no.

En Europa, los representantes de los países de la unión se reúnen para anunciar programas de salvataje a distintos gobiernos en apuros fiscales.  Los montos que se discuten son exorbitantes. Los planes de salvataje involucran a gobiernos, organismos internacionales e instituciones financieras. Las justificaciones que se dan y las medidas que se anuncian me dejan con una extraña y desagradable sensación de déjà-vu: estoy casi convencido que cada cosa que se anuncia, se trató en nuestras tierras y en ningún caso las vi funcionar bien.

Esta última frase ya indica que creo que son dos procesos totalmente distintos. Déjenme explicar. La situación en Estados Unidos, hoy, es política, no económica. Muy poca gente – yo no conozco a nadie – piensa que el gobierno federal de los Estados Unidos es insolvente. De hecho, se ha podido endeudar recientemente a las tasas más bajas de las últimas décadas. Lo que sucede es que existen dos visiones diferentes con respecto a cómo reducir el déficit: ambos lados proponen ajustar el gasto, pero mientras que la administración de Obama propone aumentar impuestos, los republicanos no quieren hacerlo. Hay claramente otros matices, pero se trata de una pelea política sobre cómo se distribuye el peso del ajuste.

La deuda pública sobre el producto en Estados Unidos, aunque aumento significativamente en estos últimos dos años, es relativamente baja. Es cierto que hay dos rubros en las obligaciones futuras del gobierno federal que preocupan, que son las proyecciones de las jubilaciones y los gastos de salud para los jubilados. Pero estas proyecciones no son nuevas, ni han cambiado sustantivamente por la crisis.

En resumen: hay una pelea política dura en un momento que es, políticamente hablando, importante. No es descabellado arriesgar que la forma en la que esta crisis se resuelva podría afectar las chances de reelección de la administración actual. Pero no parece estar en juego la capacidad del gobierno federal de cumplir con sus obligaciones económicas, mas allá de quien gane las próximas elecciones.

Personalmente, creo que esta pelea es quizás el único saldo positive de la crisis para los Estados Unidos. Al agravarse la situación fiscal, el debate sobre la sustentabilidad fiscal ocupo el lugar en el debate político que era necesario desde hacía tiempo. Hoy, las chances de que se empiecen a discutir decisiones que corrijan la preocupante evolución temporal del gasto son más altas que hace dos años.

En contraste, Europa está involucrada en una compleja trama que potencialmente puede disparar una situación  fiscal expansiva.   Es difícil  entender las posibles masivas redistribuciones de ingresos que los distintos anuncios de los últimos meses implican. Hemos visto varias muestras de gobiernos muy involucrados en armar estrategias que implican enormes masas de dinero que involucran gobiernos, bancos e instituciones financieras (al final del día, mas gobiernos, porque de donde va a sacar el FMI toda la plata que está prometiendo involucrar?).  La velocidad con la cual un plan ambicioso se reemplaza por uno más ambicioso, me recuerda a planes de estabilización que redoblaban la apuesta para “calmar” a los mercados. La bola de nieve es cada vez más grande. Van poder pararla? A que costo fiscal agregado? A diferencia de lo que sucede en Estados Unidos, los problemas de solvencia son ciertos. Grecia es incapaz de pagar su deuda. Portugal está muy cerca. De España mucho no sabemos. La semana pasada corrieron rumores de traspaso de depósitos de bancos italianos a bancos alemanes.

Estados Unidos enfrenta una nueva batalla política con algunas características novedosas que lo enfrentan a la posibilidad de una demora en el cumplimiento de sus obligaciones económicas. Dos políticos con nombre y apellido tienen en sus manos la capacidad de resolver el problema en cuestión de horas.

Europa enfrenta una situación totalmente novedosa con niveles de complejidad tales que no existe nadie que sepa cómo resolverla. Existe una posibilidad: dejar que varios de los países con problemas fiscales serios sean expulsados del club, que cada uno de ellos organice su default de la manera que mejor le parezca y fortalecer un euro con muchos países menos. Pero yo veo difícil que sin esta alternativa, Europa no termine con fuertes presiones fiscales que debiliten su estabilidad monetaria a mediano plazo.

Conclusión: una Europa unida tiene altas chances de ser una Europa devaluada. Y antes de que se quejen porque no pongo mi billetera junto con mi post, cuento que el lunes de esta semana vendí (un poco) de acciones de Telecom (TEO) y compre EUO, un activo que sube de precio cuando el euro se devalúa con respecto al dólar. Lo pague a 18, pienso venderlo cuando llegue a 27. Lo que gane, lo voy a donar al Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán, que me regalo una increíble Licenciatura en Economía. Y si pierdo, la donación la financiare de otra forma……

 

 

Juanpa Nicolini