Los alcances del teletrabajo en México

Por Gustavo Leyva (Banco de México) e Israel Mora (Banco de México)[1]

La pandemia del COVID-19 ha generado retos a nivel mundial de diversa índole, uno de ellos en el mercado de trabajo. Las medidas de confinamiento han puesto sobre la mesa la discusión en torno a la posibilidad de trabajar desde casa con la ayuda de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Dingel y Neiman (2020)[2] estiman que 41.6 por ciento de los empleos en Estados Unidos se pueden hacer desde casa y 22.3 por ciento en el caso de México. Esta diferencia quizá no sorprenda si consideramos la brecha digital existente entre ambos países.[3] En un trabajo reciente,[4] usando criterios que nos parecen más adecuados para la economía mexicana, revisamos este porcentaje para México y concluimos que las posibilidades de trabajar desde casa podrían ser casi la mitad de lo estimado por Dingel y Neiman (2020).

Una mirada general

Nuestra clasificación de teletrabajos se basa en el Sistema Nacional de Clasificación de Ocupaciones (SINCO) del INEGI. El SINCO de 2011 contempla 468 ocupaciones a 4 dígitos y contiene una descripción detallada de las funciones de cada ocupación junto con algunos ejemplos. Si, sobre la base de nuestra lectura, las labores propias de una ocupación admiten ser realizadas desde casa con ayuda de las TICs, dicha ocupación recibe el valor de 1 y 0 de otro modo. Si bien la clasificación de Dingel y Neiman (2020) es más sofisticada que la nuestra, aquella se basa solamente en 39 ocupaciones clasificadas según el CIUO (Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones) a 2 dígitos, por lo que la nuestra adolece en menor medida de sesgo de agregación.

El Cuadro 1 ofrece un panorama general de los alcances del teletrabajo en México. En las columnas reportamos este porcentaje a nivel nacional, regional, y para Ciudad de México,[5] y en las filas, por tipo de empleo (formal, informal asalariado y auto-empleo informal). Con información de la ENOE en 2019, calculamos que a nivel nacional el porcentaje de teletrabajos es de 10.6 por ciento. A nivel regional, documentamos cierta disparidad, que se mantiene por tipo de empleo y se acentúa en términos relativos para el auto-empleo informal. En Ciudad de México, por ejemplo, estas posibilidades casi duplican el porcentaje a nivel nacional, lo que a su vez puede asociarse a disparidades en la estructura productiva y de acceso a las TICs dentro del hogar, como mostramos con mayor detalle en nuestro trabajo.

Cuadro 1. Posibilidades de hacer teletrabajo en México, en porcentaje de cada tipo de empleo

A nivel de entidad federativa, las disparidades en el teletrabajo son más notorias, variación que explotamos para validar nuestra medida de teletrabajo con variables de desarrollo económico, como el PIB por trabajador. La Gráfica 1 evidencia la relación directa y positiva entre estas dos variables y explica, parcialmente, el bajo nivel en las posibilidades de trabajar desde casa en la región Sur.[6]

 

Gráfica 1. Correlación entre teletrabajo y PIB real por trabajador en 31 entidades federativas

Notas: Las entidades federativas son codificadas de acuerdo al International Organization for Standardization; véase https://en.wikipedia.org/wiki/ISO_3166-2:MX.

 

Para poner nuestra medida de teletrabajo en contexto, usamos la Encuesta Telefónica sobre COVID-19 y Mercado Laboral (ECOVID-ML) que el INEGI llevó a cabo entre Abril y Julio de 2020. Una ventaja clara de esta encuesta es que se pregunta directamente al encuestado si ha estado trabajando desde casa con la ayuda de las TICs. Una de sus desventajas es su representatividad, siendo al parecer más pertinente para áreas donde la penetración telefónica es alta, generando por lo tanto un sesgo al alza en la medida de teletrabajo.[7] El porcentaje calculado con datos de Abril de 2020 es 15.3 por ciento a nivel nacional.[8] Como este porcentaje está calculado luego de las medidas de confinamiento, podría existir un sesgo adicional si es que los teletrabajos son de hecho menos vulnerables que los no-teletrabajos. Para hacer más justa la comparación, usamos datos de la ETOE de Abril de 2020, obteniendo 11.3 por ciento, por lo que nuestra medida se compara favorablemente a medidas de teletrabajo basadas en encuestas para el caso mexicano.

La brecha de género

Una preocupación adicional es ver cómo estas posibilidades varían en función del género. Según nuestros cálculos, las mujeres estarían en mejor posición que los hombres para llevar a cabo su trabajo desde el hogar (15.3 por ciento versus 7.7 por ciento), si es que juzgamos esta brecha en función de las distintas estructuras ocupacionales por género. Como mostramos en el Cuadro 2, las posibilidades de teletrabajo truncadas (columna 4) a las principales 25 ocupaciones en la distribución del empleo varonil (mitad de empleo, columna 1), son nulas, mientras que la medida truncada para las mujeres ya captura 6.3 puntos porcentuales de los 15.3 calculados sobre todo el empleo femenil. Estas 25 ocupaciones representan una fracción mayor del empleo femenil, casi dos terceras partes (columna 2).[9]

 

Cuadro 2. Estructura ocupacional en México, 2019, en porcentaje

 

Conclusiones

Las posibilidades de hacer teletrabajo en México parecen ser muy escasas. La prevalencia del empleo informal (poco más de la mitad del empleo total en el país) representa un obstáculo para ampliar estas posibilidades. Además, el hecho que las disparidades en el teletrabajo estén asociadas al desarrollo económico regional es poco auspicioso si es que los factores que lo determinan son más bien rígidos al cambio, porque involucrarían distintas estructuras productivas y mayor difusión en el uso de las TICs en el hogar, por ejemplo.

Por supuesto, no todos los trabajos que no son susceptibles de hacerse desde casa con ayuda de las TICs se han perdido. Caso contrario, hubiéramos experimentado una caída mucho mayor del empleo en México en el segundo trimestre al año 2020. Esto no quiere decir que no existan otros márgenes de vulnerabilidad que se hayan podido manifestar, por ejemplo, en la mayor participación del empleo en el sector informal o bajo condiciones de informalidad.

Por último, si bien la estructura ocupacional en México pone a las mujeres, en principio, en mejor posición que a los hombres, hay otros factores arraigados en la sociedad mexicana que juegan en contra, como el rol de las mujeres en el hogar y en el cuidado de los hijos. En una versión posterior de nuestro trabajo planeamos explorar si la brecha de teletrabajo a favor de las mujeres se ha traducido en menor pérdida de empleo durante la crisis.

 

[1] Las opiniones aquí vertidas no representan necesariamente la posición oficial del Banco de México ni de los miembros de su Junta de Gobierno.

[2] “How many jobs can be done at home,” Journal of Public Economics, 189.

[3] El reporte de la Unión Internacional de Telecomunicaciones de 2016 ubica a Estados Unidos en la posición 15 mientras que a México en la 92 (de 175) de acuerdo al Índice de Desarrollo de las TICs, que incluye además del acceso, las aptitudes del usuario.

[4] Leyva y Mora (2021): “How High (Low) are the Possibilities of Teleworking in Mexico?” Documento de trabajo. En este documento aparece una liga al archivo Excel que contiene nuestra clasificación de teletrabajos.

[5] Para ver la lista de entidades federativas que componen cada región, consúltese el Reporte sobre las Economías Regionales del Banco de México, Octubre-Diciembre 2019, p. 1.

[6] Excluimos a Campeche porque casi 80 por ciento de su PIB en 2019 está relacionado a la actividad minera petrolera.

[7] Véase https://www.inegi.org.mx/contenidos/investigacion/ecovidml/2020/doc/ecovid_ml_nota_tecnica.pdf.

[8] La medida de teletrabajo más gruesa basada en si el encuestado trabaja en casa, sin requerir mayor información sobre el uso de las TICs y las herramientas de trabajo, es de 23.4 por ciento, más parecida a la reportada por Dingel y Neiman (2020) para México.

[9] En nuestro trabajo (p. 16) detallamos la lista de las 25 principales ocupaciones para hombres y mujeres, por separado. En 2019 solo identificamos 8 coincidencias entre ambos grupos.