COVID-19 y las TIC: evidencia para Perú y Colombia

Muchos nos hemos preguntado cómo hubiera sido esta pandemia y sus cuarentenas sin computadoras, celulares e Internet, a las que llamaremos TIC, por tecnologías de información y comunicación. Varios llegamos a la conclusión que tendríamos una alta tasa de suicidios, por la depresión del aislamiento; o todavía mayores velocidades de propagación de la enfermedad, por la imposibilidad de guardarnos en nuestros hogares sin interactuar con nadie más que nuestros familiares. Las TIC han permitido mantenernos cerca, estar informados, mantener nuestros trabajos, y realizar muchas actividades, como comprar víveres o pagar cuentas, que son imprescindibles para la vida actual.

Pero, ¿qué pasa cuando el acceso y uso de internet, teléfonos móviles y ordenadores es desigual en una sociedad? Eso es precisamente lo que buscamos averiguar en Colombia y Perú, que considero países parecidos en las comparaciones internacionales: PBI per cápita similar, de tradición española y católica, atravesados por la cordillera de los Andes y parte de la cuenca amazónica, sufrientes de conflictos armados internos, con similar presión tributaria y dependencia de la extracción de recursos naturales. Entonces, cuando en el marco del proyecto CORE (Covid-19 responses for equity), financiado por el IDRC de Canadá, buscamos un país para comparar con el Perú, pensamos inmediatamente en Colombia.

Ambos países exhiben teledensidades móviles por encima de 100%, pero Colombia nos lleva ventaja (132 comparado a 120 en Perú), así como en la tasa de acceso a internet, por cualquier medio (teléfono móvil o conexión cableada) por cada 100 habitantes: 65, Colombia y 60, Perú.

Por supuesto que tenemos nuestras diferencias, siendo una de ellas que Colombia implementó en 2009 el Ministerio de las TIC (MINTIC), dándole un impulso a la conectividad y digitalización que muchos miramos con envidia.

En diciembre 2020, realizamos una encuesta telefónica a mayores de 18 años en ambos países. La representatividad es sobre la población urbana y buscamos responder a la siguiente pregunta: ¿cómo ha cambiado el uso de internet como consecuencia de la pandemia?

Así planteada, esta pregunta es bien general. Entonces, identificamos 8 posibles usos: educación, mensajería y entretenimiento, trabajo remoto, búsqueda de empleo, compras/ventas, trámites con el gobierno, trámites financieros y salud. Preguntamos si el uso de internet para cada uno de ellos había aumentado, disminuido, o mantenido igual, como consecuencia de la pandemia, o si nunca había utilizado internet para dicha finalidad.

Los resultados, que reseñamos a continuación, nos dejan una gran tarea pendiente.

Primero, tal como muestra la Figura 1, en casi todos los posibles usos que investigamos, la proporción de peruanos que nunca ha utilizado es significativamente mayor a la de colombianos que nunca ha utilizado internet. Curiosamente, solo ganamos en cuanto a trámites con el gobierno, pero ambos países muestran resultados desalentadores, ya que más de 50% de usuarios de internet nunca la ha utilizado para relacionarse con el gobierno. Recuerdo al gobierno peruano pidiendo a los ciudadanos que no vaya a los bancos a averiguar por sus bonos, ya que toda la información estaba accesible desde la página web del ministerio respectivo. Por supuesto, los bancos se llenaron de personas.

Cuando miramos cuál fue el uso de internet que aumentó más en ambos países, otra vez, Colombia nos gana en todos los posibles usos, excepto, curiosamente, en trámites con el gobierno.

Figura 1. Cambios en el uso de Internet según tipo de actividad (%), 2020

Nota: Número total de encuestados en Perú = 1002 y Colombia = 1000. El número de observaciones totales corresponde al total de usuarios de Internet (Perú = 882, Colombia = 976). Los datos corresponden a la respuesta a la siguiente pregunta: “¿Usted diría que, comparando con antes de la pandemia, su uso personal de internet para la siguiente actividad ha aumentado/disminuido/es igual/nunca ha utilizado?”.

Fuente: Encuesta TIC (2020). Elaboración propia.

Estos son los datos representativos de la población urbana a nivel nacional. Sabemos que estos datos agregados esconden grandes desigualdades, si solo consideramos los coeficientes de GINI para cada país: 50.4 para Colombia y 42.8 para Perú, en 2019. La Figura 2 muestra solo la proporción de usuarios de internet que aumentaron el uso de las alternativas explicadas, según nivel socioeconómico (NSE).

Figura 2. Aumento del uso de Internet según tipo de actividad y nivel socioeconómico (%), 2020

Nota: Número total de encuestados en Perú = 1002 y Colombia = 1000. El número de observaciones totales corresponde al total de usuarios de Internet (Perú = 882, Colombia = 976). Los datos corresponden a la respuesta a la siguiente pregunta: “¿Usted diría que, comparando con antes de la pandemia, su uso personal de internet para la siguiente actividad ha aumentado/disminuido/es igual/nunca ha utilizado?”.

Fuente: Encuesta TIC (2020). Elaboración propia.

Contrasta de manera significativa la diferencia en resultados entre Colombia y Perú. En Colombia, no solo no parece haber diferencia entre niveles socioeconómicos respecto del aumento del uso de Internet para las 8 actividades que estudiamos, sino que también, para algunas actividades, es notable que el NSE cuyo uso aumentó más es el D, y el E para educación. Por el contrario, en el Perú, para todos los usos, a menor NSE, menor la proporción de personas que aumentaron su uso de Internet.

Pero como también sabemos, si bien las desigualdades económicas resumen un conjunto de diferencias entre las personas, es importante enfocarse en otras variables que pueden reflejar diferencias más persistentes, como las de género, o más complicado de superar, como las etarias. Veamos qué nos dicen nuestros datos.

Comencemos con las diferencias entre hombres y mujeres. Destaquemos ahora esas proporciones de ciudadanos que aumentaron el uso de internet como resultado de la pandemia. ¿Fueron muy distintos los tipos de uso que aumentaron más para las mujeres colombianas que para las mujeres peruanas? En educación y trabajo remoto, las mujeres peruanas aumentaron proporcionalmente más que las mujeres colombianas. En mensajería y entretenimiento, mientras más peruanas aumentaron su uso, hombres y mujeres colombianos aumentaron en proporciones similares. Exactamente lo opuesto ocurrió con la búsqueda de empleo: más colombianas que colombianos, e igual proporción de peruanas y peruanos. En compras o ventas, mientras más peruanas aumentaron proporcionalmente, más colombianos lo hicieron. Finalmente, más mujeres que hombres colombianos aumentaron su uso para temas de salud.

Figura 2. Aumento del uso de Internet según tipo de actividad y género (%), 2020

 

Fuente: Encuesta TIC (2020). Elaboración propia.Nota: Número total de encuestados en Perú = 1002 y Colombia = 1000. El número de observaciones totales corresponde al total de usuarios de Internet (Perú = 882, Colombia = 976). Los datos corresponden a la respuesta a la siguiente pregunta: “¿Usted diría que, comparando con antes de la pandemia, su uso personal de internet para la siguiente actividad ha aumentado/disminuido/es igual/nunca ha utilizado?”.

 

Son varias las implicancias de estos resultados. De un lado, es enorme el esfuerzo que tiene que hacer el Perú para siquiera alcanzar a Colombia en uso de internet. ¿Será la creación del ministerio de TIC una posible solución para el Perú? Necesitamos evidencia del impacto del MINTIC colombiano ya que, lo que muestran los datos, es solo una correlación. Interesante de notar, también que siendo Perú menos desigual que Colombia, según el coeficiente de GINI, es para el NSE D, uno de los más desfavorecidos económicamente, donde es mayor la proporción de personas que aumentan su uso de internet, y en el NSE E, para educación, en Colombia. De otro lado, las brechas de género existen, pero se reducen para más usos en el Perú que en Colombia. Finalmente, estos datos nos dan evidencia de que falta muchísimo para universalizar el uso de internet y, en pandemia, no ha sido el instrumento de contacto para todos en esta “economía sin contacto”.