Hacia el crecimiento inclusivo en América Latina y el Caribe

A punto de culminar 2019, América Latina y el Caribe se enfrenta al menos a cuatro grandes retos: 1) el crecimiento este año se sitúa muy por debajo del potencial; 2) el crecimiento potencial es bajo; 3) la región sigue estando sujeta a grandes shocks externos; 4) a pesar de recientes mejoras, la desigualdad sigue siendo alta y las aspiraciones van más allá de lo que puede esperarse dadas las magras perspectivas. Dicha situación contribuye a alimentar protestas en toda la región que cuestionan la naturaleza misma de los sistemas económicos.

Al analizar las proyecciones de crecimiento de las Perspectivas de la Economía Mundial de octubre de 2019 del FMI (que estima un crecimiento cercano a cero para la región para el año 2019), queda claro que la recuperación proyectada parte de supuestos sobre la forma en que unos pocos países con un crecimiento bajo o negativo retornarán a su potencial. Para ilustrarlo, el gráfico más abajo separa ocho países de crecimiento bajo o negativo (Argentina, Barbados, Brasil, Ecuador, Haití, Nicaragua, Trinidad y Tobago y Venezuela) de los otros 16 países miembros prestatarios del BID que están creciendo a tasas relativamente cercanas a su potencial estimado. Si el año próximo se produce la recuperación proyectada, se deberá a aquellos países que se acerquen más a su potencial y no a los aumentos proyectados de las tasas de crecimiento potenciales.

Gráfico 1: La recuperación proyectada de América Latina y el Caribe

La recuperación proyectada de América Latina y el Caribe

Esto nos lleva al segundo problema, esto es, que el crecimiento potencial sigue siendo bajo. Si bien la región se ha beneficiado de factores demográficos sólidos, la inversión y la eficiencia de la inversión han sido bajas. En términos de la contribución al crecimiento entre 1960 y 2018, el aumento de la fuerza laboral impulsó el crecimiento en un 0,6% anual y las mejoras en las competencias impulsaron el crecimiento en un 0,9% al año. Sin embargo, los aumentos del capital impulsaron el crecimiento en sólo un 0,3% anual y otras fuentes de productividad (o “eficiencia de la inversión”) no aumentaron el crecimiento en absoluto. Si bien estas cifras dependen de las muestras y no tomar en cuenta los años ochenta (la década perdida) mejora algo las cosas, el mensaje general es el mismo. ¿Qué implicancias tiene esto mirando hacia el futuro? El bono demográfico se está desvaneciendo y las previsiones del crecimiento potencial de los países en el futuro no son muy halagüeñas. La mayoría de los países en la región tienen un crecimiento potencial estimado de entre 1,5% y 2,5%, y sólo dos tienen un crecimiento potencial estimado superior al 4,5% (ver Gráfico 2).

Gráfico 2: El crecimiento potencial sigue siendo bajo

El crecimiento potencial sigue siendo bajo

 Las brechas del producto (el crecimiento por debajo del potencial) se deben mayormente tanto a shocks internos como externos. Las tendencias del crecimiento global también constituyen un motivo de preocupación. Las tasas de crecimiento de China, la Zona Euro y Estados Unidos han ido disminuyendo y se espera que esa tendencia se mantenga.[1]Una recuperación global equilibrada se ha convertido en una disminución sistémica donde el crecimiento se ve afectado por tensiones comerciales y por un aumento de la incertidumbre política. La producción manufacturera en el mundo está en recesión. Entre enero y octubre de 2019, se revisó a la baja el crecimiento previsto en el caso de China y la Zona Euro, y una ligera disminución en el crecimiento de Estados Unidos en 2019, aunque con expectativas ligeramente mejores para Estados Unidos en 2020 (ver Gráfico 3, más abajo).

Gráfico 3: Proyecciones de China, la Zona Euro y Estados Unidos

Proyecciones de China, la Zona Euro y Estados Unidos

¿Podrían estos cambios explicar la desaceleración en América Latina y el Caribe? En el Gráfico 4, las proyecciones a enero de 2019 (la línea negra) se comparan con las proyecciones a octubre de 2019 (la línea azul). La tercera línea (morada) en el gráfico es una estimación del impacto de los cambios en las expectativas de crecimiento en América Latina y el Caribe debido al cambio en las proyecciones de crecimiento en China, la Zona Euro y Estados Unidos empleando un modelo estadístico de la economía mundial.[2]Como puede observarse, el impacto es negativo pero el efecto en la región es relativamente pequeño. Por lo tanto, la diferencia entre esta estimación y la línea de base real de octubre de 2019 se debe a otros factores, algunos principalmente internos, como la recesión en Argentina y el desaceleramiento de México y Brasil jugando un rol importante que estos desarrollos globales no logran explicar adecuadamente.[3]

Gráfico 4: Proyecciones de crecimiento de América Latina y el Caribe en enero de 2019 y octubre de 2019 y contrafactual que incorpora shocks externos

Proyecciones de crecimiento de América Latina y el Caribe en enero de 2019 y octubre de 2019 y contrafactual que incorpora shocks externos

Cabe mencionar como una observación aparte, que las Perspectivas de la Economía Mundial de octubre de 2019 del FMI señalan que el crecimiento será de 3,4% en 2020, en lugar del 3% de 2019. ¿Cómo se recuperará el mundo si se prevé que China, la Zona Euro y Estados Unidos seguirán desacelerándose? La respuesta se asemeja a la ofrecida para América Latina y el Caribe, es decir, se prevé que un grupo de “economías estresadas” se volverán menos estresadas, mientras que tres grandes economías emergentes y de crecimiento lento (Brasil, México y Rusia) se recuperarán. Como señala acertadamente el FMI, estas proyecciones deberían considerarse sujetas a potencialmente grandes errores de previsión. Un análisis rápido de los errores de previsión del crecimiento revela que, cuando el crecimiento del año base (es decir, el año en que se elabora la proyección) es negativo, estos errores son mucho mayores que cuando el crecimiento del año base es positivo (ver Gráfico 5). Además, teniendo en cuenta los errores de las proyecciones de crecimiento en cuatro años, si bien los errores disminuyen si el crecimiento del año base es positivo, los errores aumentan en el caso de crecimiento negativo del año base. Por lo tanto, la incertidumbre relacionada con la recuperación global proyectada es muy alta dado que depende crucialmente de un crecimiento alto en economías que actualmente tienen un crecimiento negativo y bajo.

Gráfico 5: Errores de pronóstico de crecimiento cuando el crecimiento del año base es positivo o negativo

Errores de pronóstico de crecimiento cuando el crecimiento del año base es positivo o negativo

Por último, es notable que a medida que las protestas sacuden la región, en la práctica la desigualdad ha disminuido. En particular, disminuyó la desigualdad salarial (principal determinante de la desigualdad del ingreso general), y pareciera ser que el aumento de los salarios bajos ha sido un factor particularmente importante en dicho cambio. Además, las estimaciones del porcentaje de la población de “clase media” han aumentado. Si bien la desigualdad sigue siendo alta, parece imposible explicar lo que ocurre en la región únicamente observando las tendencias recientes en el movimiento de la desigualdad o la pobreza.

Es probable que las protestas recientes se deban a varios motivos y sin duda reúnen a muchos grupos diferentes con diversas preocupaciones. Otra explicación, seguramente parcial, puede estar dada por una brecha creciente entre las aspiraciones y un difícil panorama. En Calidad de vida, más allá de los hechos, el Informe Insignia del BID de 2008, ofrece una conclusión novedosa: no es clara la relación entre la satisfacción con servicios específicos (y con la vida en general) y los indicadores objetivos de calidad de los servicios y el ingreso. A medida que las personas hacen proyecciones para el futuro es probable que se sientan muy insatisfechas si perciben que las cosas no mejorarán, aún cuando las mediciones objetivas de la calidad puedan haber mejorado. Este análisis también sugiere que incluir activamente a las personas para que participen en la toma de decisiones a nivel de distrito, de la ciudad, del lugar de trabajo o de la escuela, puede tener un impacto material en la satisfacción de vida, más allá de cualquier cambio en los indicadores objetivos.

Para concluir, el panorama de la economía mundial es particularmente incierto y América Latina y el Caribe debería trabajar para cerrar las brechas del producto, impulsar el crecimiento potencial subyacente y pensar en cómo mejorar la protección ante los shocks externos. Si bien la desigualdad y la pobreza han disminuido, estas mejoras se están estancando debido al bajo crecimiento actual, mientras que la brecha entre las aspiraciones y las previsiones realistas de indicadores objetivos ha crecido. Hay una necesidad urgente por mejorar el crecimiento inclusivo y reducir la insatisfacción de la población, el tema constituye el enfoque del Informe Macroeconómico de América Latina y el Caribe de 2020 a publicarse en marzo.

Nota editorial: Este blog está basado en una ponencia presentada en la Conferencia de LACEA 2019 en Puebla (México).

Notas:

[1]Se espera que la Zona Euro se recuperará algo en 2020 y 2021, pero que después se vuelva a desacelerar.

[2]Se trata de un modelo de Auto-regresión Vectorial Global (o G-VAR). Para más detalles, ver el Informe Macroeconómico de América Latina y el Caribe de 2019.

[3]Habiendo dicho que la incertidumbre política proviene de fuera de la región pero afecta a la región más allá de los impactos en China, puede que la Zona Euro y Estados Unidos no queden bien reflejados en el modelo.