Sobre los Efectos Políticos de la Migración Venezolana en Colombia

Según la Oficina del Alto Comisionado de la Nacionas Unidas para los Refugiados, el número de desplazados forzados es hoy el más alto desde la segunda guerra mundial. A diario, nuevos conflictos violentos, crisis políticas, desabastecimiento de alimentos, o desastres naturales desplazan miles de personas. Para 2017, el número total de desplazados forzados registrados en el mundo era cerca de 68.5 millones de personas—número mayor a la población total de Colombia y que probablemente sea una cota inferior ya que muchos desplazados forzados no se registran.[1]

Los migrantes forzados tienen características especiales que los diferencian radicalmente de los desplazados económicos. En general, se desplazan en grupos numerosos, migran sin ningún tipo de activos, pasan por viajes traumáticos por lo cual son muy vulnerables, comúnmente han sido víctimas de violencia y abuso, y enfrentan alta incertidumbre sobre si serán recibidos o no -y en qué condiciones- en los lugares de recepción. Por tanto, los efectos que los flujos de migrantes forzados pueden tener en regiones receptoras son radicalmente diferentes al que pueden tener otro tipo de migrantes, como los que se mudan de forma voluntaria. Es probable, por ejemplo, que debido a la dimensión de los flujos de migración forzada estos generen efectos económicos más drásticos y más fuertes sobre las comunidades en el corto plazo, comparados a los que pueden generar los migrantes voluntarios.

Como consecuencia del aumento en el desplazamiento forzado, en los últimos años ha surgido un gran número de estudios que buscan entender cuáles son los efectos que la migración forzada puede tener en países receptores.  Este tipo de estudios son de gran importancia para poder entender qué tipo de acciones pueden ayudar a atenuar los efectos negativos y qué tipo acciones pueden potenciar los efectos positivos de este tipo de migración.  Mi trabajo de los últimos años se ha centrado en contribuir hacia la creación de un diagnóstico de los efectos económicos de la migración forzada en los países receptores. He aprendido que hay efectos positivos, como mayor creación de firmas y mayor producción, pero también efectos negativos como es la caída de salarios de los trabajadores que compiten con los migrantes o mayores precios de la vivienda.

Recientemente, empecé un nuevo proyecto de investigación con Juan Fernando Vargas (de la Universidad del Rosario) donde decidimos explorar los efectos de los migrantes forzados sobre otra dimensión: el comportamiento de los votantes en Colombia.

Contrastando Hipótesis

En los últimos años un amplio grupo de estudios en economía política han documentado que en lugares receptores existe una alta correlación entre la llegada de migrantes expulsados por crisis—ya sea por violencia, conflicto,  inestabilidad política, desastabesticimiento de alimentos, o desastres naturales—y el apoyo político a ideologías de extrema derecha, que comúnmente apoyan políticas anti-inmigración. Asimismo, se ha documentado extensivamente que regiones que reciben más flujos de migración forzada tienen menor participación electoral (algunos ejemplos de estos estudios son Gerdes y Wadensjö, 2008; Otto y Steinhardt, 2014; Barone et al., 2016; y Halla et al., 2017).

Como consecuencia hoy existe un fuerte debate sobre las posibles explicaciones a este fenómeno. Por un lado, un grupo de estudios fundamentados en economía política, sugiere que los votantes en los países receptores resienten a los gobernantes que son más abiertos a la migración forzada porque estos migrantes constituyen un riesgo para la estabilidad económica por medio de sus efectos en el empleo, los salarios, el crimen, y el gasto público  (algunos ejemplos son Scheve y Slaughter, 2001; Mayda, 2006; Hanson et al., 2007; Facchini y Mayda, 2009; y Malhotra et al., 2013). Esta hipótesis sugiere que el voto responde al interés propio.

De otro lado, un grupo de estudios fundamentados psicología social, sugiere que las actitudes políticas negativas frente a los migrantes forzados se explican por preocupaciones sobre el impacto cultural de estos migrantes en áreas receptoras, debido a diferencias en su raza, religión, lenguaje, o normas sociales (ejemplos de estos resultados son Citrin et al., 1997; Sniderman et al., 2004; Card et al., 2012; y Tingley, 2012). Esta hipótesis sugiere que el voto responde a razones sociotrópicas o de discriminación racial o cultural.

Colombia: el laboratorio perfecto

Nuestro trabajo de investigación explora la validez relativa de estas dos hipótesis para el caso de la migración Venezolana y el desplazamiento forzado interno en Colombia. Nuestro trabajo se centra en analizar los efectos de estos dos tipos de migración en la participación electoral y la orientación ideológica de los votantes colombianos en el periodo de 1995 a 2015.  Durante este periodo, Colombia experimentó una migración interna de cerca de 10 por ciento de su población total como consecuencia del conflicto armado. Así mismo, durante este periodo, debido a la inestabilidad política y económica de Venezuela, se registró una migración importante de venezolanos hacia Colombia (de hecho para mediado de 2018 se habla de más de 1.3 millones de Venezolanos registrados en Colombia).

El caso Colombiano es la oportunidad perfecta para contrastar estas hipótesis. Si la hipótesis de voto por interés propio es correcta, deberíamos ver efectos políticos negativos y simétricos como respuesta a ambos tipos de migrantes en las municipalidades receptoras. Sin embargo, si solamente la hipótesis sociotrópica tiene validez, deberíamos ver efectos políticos negativos más importantes como respuesta a la migración Venezolana que a los desplazados internos, por cuanto la población de desplazados internos comparte características comunes con los colombianos como son su nacionalidad y cultura.[2]

Nuestros resultados sugieren de manera consistente y robusta que la mayor migración de venezolanos tiene efectos negativos sobre la participación electoral y el apoyo a los gobernantes de turno. Adicionalmente, la mayor migración de venezolanos se ha visto reflejado en un mayor apoyo a políticos con ideologías de derecha. Adicionalmente, no encontramos ningún efecto del desplazamiento interno sobre alguna de las variables anteriormente mencionadas.

¿Qué se puede hacer frente a esta triste conclusión? El rol fundamental de la buena información

Nuestros resultados, apoyan la relevancia empírica de las razones sociotrópicas o de discriminación racial o cultural para explicar los efectos negativos de la migración forzada sobre la participación electoral, o el mayor apoyo a ideologías de derecha. En contraste, no encontramos evidencia consistente con el mecanismo de voto por razones de interés personal. El panorama es entonces sombrío para migrantes forzados que son percibidos como distintos a los ciudadanos que viven en municipalidades receptoras. En particular, los gobernantes tendrán pocos incentivos para recibir a estos migrantes si ellos les pueden generar costos electorales.

Nuestros resultados, por tanto, resaltan la importancia de políticas públicas informativas sobre quiénes son estos migrantes, su difícil trayectoria, e información de calidad sobre la poca evidencia empírica que existente sobre efectos negativos que los flujos de población tienen sobre variables como crimen y el crecimiento económico. Ojalá sea posible que la mejor información cambie la reacción de los votantes colombianos frente a la migración de venezolanos. Después de todo, debemos recordar que es sólo cuestión de suerte que hayamos nacido en un momento de la historia y en un lugar dónde nosotros no tuvimos que ser los migrantes huyendo de una crisis de la magnitud de la actual crisis venezolana.

 

Referencias

 

Altindag, Onur, y Ozan, Bakis, y Rozo, Sandra. (2018). “Blessing or Burden? The Impact of Refugees on Businesses and the Informal Economy”. Working Paper.

 

Barone, G., A. D’Ignazio, G. de Blasio, y P. Naticchioni (2016). Mr. Rossi, Mr. Hu and politics. The role of immigration in shaping natives’ voting behavior. Journal of Public Economics 136, 1–13.

 

Card, D., C. Dustmann, y I. Preston (2012). Immigration, wages, and compositional amenities. Journal of the European Economic Association 10(1), 78–119.

 

Citrin, J., D. P. Green, C. Muste, y C. Wong (1997). Public opinion toward immigration reform: The role of economic motivations. The Journal of Politics 59(3), 858–881.

 

Facchini, G. y A. M. Mayda (2009). Does the welfare state affect individual attitudes toward immigrants? Evidence across countries. The Review of Economics and Statistics 91(2), 295–314.

 

Gerdes, C. y E. Wadensjö (2008). The impact of immigration on election outcomes in Danish municipalities. Technical report, IZA Discussion Papers N. 3586.

 

Halla, M., A. F. Wagner, y J. Zweim¨uller (2017). Immigration and voting for the far right. Journal of the European Economic Association 15(6), 1341–1385.

 

Malhotra, N., Y. Margalit, y C. H. Mo (2013). Economic explanations for opposition to immigration: Distinguishing between prevalence and conditional impact. American Journal of Political Science 57(2),391–410.

 

Mayda, A. M. (2006). Who is against immigration? A cross-country investigation of individual attitudes toward immigrants. The Review of Economics and Statistics 88(3), 510–530.

 

Otto, A. H. y M. F. Steinhardt (2014). Immigration and election outcomes. Evidence from city districts in Hamburg. Regional Science and Urban Economics 45, 67–79.

 

Rozo, Sandra y Sviastchi, Micaela. (2018). Are Refugees a Burden? Impacts of Refugee Inflows on Host’s Consumption Expenditures. Working Paper.

 

 

Rozo, Sandra y Vargas, Juan F. (2018). Brothers or invaders? How crises-driven migrants shape voting behavior. Working Paper.

 

Rozo, Sandra (2018). Is Murder Bad for Business? Evidence from Colombia. The Review of Economics and Statistics. Forthcoming.

 

Scheve, K. F. y M. J. Slaughter (2001). Labor market competition and individual preferences over immigration policy. The Review of Economics and Statistics 83(1), 133–145.

 

Sniderman, P. M., L. Hagendoorn, and M. Prior (2004). Predisposing factors and situational triggers: Exclusionary reactions to immigrant minorities. American Political Science Review 98(1), 35–49.

 

Tingley, D. (2012). Public finance and immigration preferences: A lost connection? Polity 45(1), 4–33.

[1] Además, este número aún no incluye los migrantes de la enorme crisis de la población Rohingya en Bangladesh.

[2] Por supuesto, esta afirmación debe interpretarse en términos relativos. Si bien es  cierto que las comunidades receptoras en Colombia comparten varios rasgos con los migrantes venezolanos debido a la herencia histórica y cultural común de los dos países, es razonable suponer que, relativo a los migrantes internos colombianos, las diferencias con los venezolanos es más marcada.