En medio de sus problemas, no olvidemos los beneficios del Programa de Alimentación Escolar (PAE) en Colombia

Los programas de alimentación escolar tienen una gran importancia al contribuir con el cumplimiento de la segunda meta estipulada dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): poner fin al hambre , lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición. Este programa en Colombia, conocido como el PAE, es uno de los más antiguos en el país contando con más de 80 años de existencia. Desde los años setenta el programa fue operado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, y a partir del 2011 inicia su operación desde el Ministerio de Educación debido a la vinculación de los objetivos del programa con temas de matrícula, ausentismo y rendimiento escolar. Hoy en día este programa cubre un poco más de 4 millones de niños, aproximadamente el 52% de la matricula oficial del país. Su priorización se basa en indicadores a nivel municipal como el Índice de Pobreza Multidimensional, el índice de deserción intra-anual, la cobertura neta y el porcentaje de matrícula perteneciente a grupos étnicos y víctimas.

Durante el último año han surgido una gran cantidad de discusiones en torno a eventos desafortunados de corrupción alrededor del PAE. Específicamente, se han presentado problemas en torno a la oferta del programa como son: el incumplimiento en requerimientos de raciones, desfinanciamiento o mal costeo, faltas en la corresponsabilidad de los municipios, entre otras. Lastimosamente, estas problemáticas de la oferta opacan en cierta medida las bondades que el programa trae a sus beneficiarios. Esta columna busca resaltar los impactos que ha tenido el PAE sobre sus beneficiarios en términos de asistencia escolar, deserción, seguridad alimentaria y trabajo infantil.

Una primera evaluación contratada por DNP en 2013[1] cubre 31 municipios y cuenta con reportes por parte de estudiantes y maestros tanto en áreas rurales como urbanas. Dentro de este estudio se encuentra que un 8% de los estudiantes reporta la alimentación que recibe como el motivo más importante por el cual le gusta ir a la escuela. El estudio incluye un componente de análisis costo beneficio donde encuentra que el programa es socialmente rentable, con unos beneficios que exceden en casi dos veces su costo. La relación beneficio costo es menor en zonas rurales, pero continua siendo un programa rentable para esta región. Por su parte el programa tiene un impacto en la deserción escolar, la cual se reduce en 6.5% en el área rural y 3.6% en el área urbana. Los impactos en deserción son del doble para estudiantes entre los 12 y 17 años. Es importante notar que esta evaluación se enmarca dentro del periodo de tiempo en el cual el programa era operado por el ICBF.

Por su parte, el trabajo de Indira Porto (2016) utiliza los datos de la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional ENSIN (2010) para evaluar el impacto que tiene el programa sobre el trabajo infantil. Siendo esta una actividad que se reporta en el 9.7% de los niños y adolescentes en edad escolar en Colombia.  Este estudio concluye que el programa disminuye la probabilidad de que los niños se encuentren en actividades de trabajo infantil en un 4%. Evidentemente, el mecanismo a traves del cual sucede esto es una mayor asistencia a la escuela.  Adicionalmente el estudio encuentra una mejora en la seguridad alimentaria del hogar, no se logra identificar si esta mejora solo proviene del niño receptor del programa o de una posible sustitución de alimentos en el hogar hacia otros miembros, pero es un resultado interesante de explorar en mayor detalle.

En resumen, aun cuando el Programa de Alimentación Escolar presenta grandes retos en términos de logística y problemáticas de oferta, este tiene resultados muy positivos que incluso van más allá de la asistencia y permanencia en la escuela.  Es por esto que el Gobierno debe luchar por corregir los problemas de corrupción que se presentan en el Programa de Alimentación Escolar y así ver aun mayores beneficios de este.

 

 

 Alderman, Harold., y Bundy, Donald. 2011. School feeding programs and development: are we framing the question correctly?. The World Bank Research Observer.

Departamento Nacional de Planeación. (2013) “Evaluación de Operaciones y Resultados para Determinar el Grado de Efectividad del Programa de Alimentación Escolar – PAE” Consultores: Unión temporal G-exponencial y CINDE. http://sinergiapp.dnp.gov.co/#Evaluaciones/EvalFin

Porto, Indira (2016) Impacto del Programa de Alimentación Escolar en el Trabajo Infantil: Una aproximación desde la toma de decisiones familiares. Tesis de Maestría Universidad del Rosario.

[1] “Evaluación de Operaciones y Resultados para Determinar el Grado de Efectividad del Programa de Alimentación Escolar – PAE” 2013  Consultores G-exponencial y CINDE. http://sinergiapp.dnp.gov.co/#Evaluaciones/EvalFin