¿Dónde están los financistas de la UDI?

“Aportes a candidatos a alcaldes de la Nueva Mayoría doblan a los del pacto de la oposición”, titulaba un reportaje de dos páginas que llevó este diario el jueves de esta semana. Acompañaba al artículo una de las buenas infografías que caracterizan a este medio, haciendo el contrapunto entre los 1.000 millones de pesos recaudados por candidatos de la Nueva Mayoría y los 453 millones que han ido a financiar las campañas de quienes se identifican con Chile Vamos.

“Las cifras del Servel confirman una realidad que golpea particularmente a la oposición”, concluía la periodista, agregando que “en Chile Vamos lo atribuyen a cierto temor en las personas afines a la centroderecha de aportar al financiamiento de campañas”. Complementando el titular, la infografía y la conclusión del redactor, el secretario de la UDI añadía una pizca de campaña del terror para movilizar a los financistas de su sector afirmando que “existe una decepcionante falta de comprensión de lo que nos estamos jugando. Espero que quienes han decidido no aportar, aunque sea con 20 mil pesos, no se arrepientan mañana”.

Antes de que cundan los sentimientos de culpa entre eventuales financistas de la derecha, déjenme darles información que puede ser de su interés. El motivo por el cual sus candidatos han recaudado menos que aquellos afines al gobierno no tienen nada que ver con las donaciones de gente como ustedes. El motivo es que los partidos de Chile Vamos todavía no han hecho las donaciones a sus candidatos, mientras que los partidos de la Nueva Mayoría sí han hecho donaciones sustanciales. Concretamente, los partidos de la Nueva Mayoría han contribuido con más de 600 millones de pesos a sus candidatos a alcaldes mientras que los partidos de Chile Vamos, por el momento al menos, han contribuido casi nada. De hecho, en el caso de la UDI la contribución es exactamente nada: no hay ninguna donación del partido gremialista a alguno de sus candidatos a alcalde en la última publicación del Servel (16 de septiembre). Un dato que el directivo UDI probablemente debió mencionar, sobre todo dado que su partido es el que más recursos recibe del Estado gracias a la nueva ley de partidos políticos promulgada hace unos meses.

Las nuevas reglas

Estamos viviendo un cambio importante en cómo se financia la política y cómo se desarrollan las campañas. Hace cuatro años, en esta misma fecha, las calles de las ciudades e incluso las carreteras estaban tapizadas de gigantografías, carteles y palomas. De noche, brigadistas defendían con violencia los espacios más apetecidos para colocar gigantografías y hacer propaganda electoral. En un foro en que participé hace poco, el acongojado padre de un brigadista que estuvo al borde de la muerte producto de una golpiza pedía justicia para su hijo. Esto cambió. La nueva ley sólo permite carteles de menor tamaño en lugares públicos designados por el Servel. Antes los ciudadanos no podíamos denunciar propaganda ilegal, sólo los presidentes de partidos podían hacerlo, ahora todos podemos denunciar.

Las reformas apuntan a tener campañas centradas en las propuestas de los candidatos más que en carteles y palomas que no son informativas. Hay sanciones para quienes infrinjan la ley, incluyendo la posibilidad de perder el cargo en los casos más graves, como recibir financiamiento sustancial de empresas o sobrepasar con creces los límites de gasto.

Hacer campañas en las calles, puerta a puerta, conversando, escuchando e informando a los votantes se vuelve más atractivo con las nuevas reglas.

Son varias las organizaciones que han creado páginas web para informar lo que proponen -y quienes son- los candidatos, entre ellas el Consejo para la Transparencia, Ciudadano Inteligente, Espacio Público y la Universidad del Desarrollo. Particularmente interesante es la iniciativa Vota Inteligente, que invita a los candidatos a adherir a propuestas concretas que hacen votantes de cada comuna en reuniones convocadas por organizaciones con presencia local, como Techo y Fundación para la Superación de la Pobreza.

Marcha blanca

El Servel fue claro en que necesitaba conocer las nuevas leyes en octubre de 2015 para poder asumir sus nuevas funciones en plenitud para las elecciones municipales del mes que viene. Esto no sucedió, las nuevas leyes se promulgaron recién en abril. No obstante lo anterior, el Servel pudo haber hecho una mejor labor de la que ha hecho hasta ahora.

Hasta antes de esta elección el rol del Servel era organizar actos electorales y, en general, lo hizo muy bien. Sin embargo, con las leyes promulgadas este año debe fiscalizar que se cumplan las regulaciones de gasto electoral, financiamiento de partidos y funcionamiento interno de los mismos. Un rol muy distinto, que requiere el máximo de independencia respecto de los partidos, motivo por el cual se le otorgó autonomía constitucional.

El proceso para hacer donaciones que desarrolló el Servel es engorroso y lento. Se exige tener clave única, lo cual requiere realizar un trámite en el Registro Civil, para hacer donaciones electrónicas. Difícil justificar esta exigencia cuando el uso de digipass da garantías similares y no requiere de ningún trámite adicional.

En la recta final de la campaña el Servel debiera pasar de publicaciones semanales a diarias de las donaciones, para que los votantes tengan toda la información sobre donaciones el día de la elección.

Declaraciones del Servel a medios afirmando que no puede fiscalizar en terreno cuánto gastan los candidatos llevan a confusión. La verdad es que el Servel sí puede fiscalizar y lo está haciendo para una muestra de candidatos elegida al azar. Es de esperar que en el futuro los candidatos para los cuales el Servel tenga una estimación confiable de su gasto efectivo sea mayor que en la elección que se avecina.

Los partidos nuevos se quejan, con razón, de que el Servel aún no ha implementado opciones electrónicas para inscribir nuevos militantes. Según me informan dirigentes de varios de estos partidos, los instructivos están listos hace tiempo, pero no han sido puestos en tabla para ser aprobados por el consejo del Servel. La buena noticia es que desde el Servel aseguran que se pondrán en tabla para la próxima reunión de consejo. Es importante que sea así y que las facilidades para refichaje e inscripción de nuevos militantes por vía electrónica sean las mismas. Cualquier sesgo dando mayores facilidades al refichaje, dada la cercanía a los partidos tradicionales de la mayoría de los consejeros del Servel, sería impresentable.

El nerviosismo

Es comprensible que los partidos estén nerviosos. Las reglas cambiaron y la incertidumbre sobre cómo se financian las campañas crecieron. Deben adaptarse a un nuevo entorno y el temor a lo desconocido es parte de nuestra naturaleza.

Es bueno tener presente, sin embargo, que estas reformas responden a la manera poco sana en que se financió la política por largo tiempo. Los ciudadanos no conocíamos quiénes financiaban a nuestros representantes y hay varios juicios en curso por eventuales favores legislativos a cambio de financiamiento que ocurrió con total opacidad. Penta, SQM y Corpesca nos recuerdan, día a día, lo nefasto que fue el sistema de financiamiento de la política que tuvimos.

Los montos que están contribuyendo los privados vienen creciendo de manera muy importante en las últimas semanas, a lo cual se agrega que el legislador incrementó el subsidio estatal que reciben los candidatos por cada voto en un 33%. Con costos menores debido a mayores incentivos para que las campañas sean propositivas veremos, de manera incipiente en la municipal que se avecina y de manera más evidente en las parlamentarias del 2017, campañas que mejoren la calidad de nuestra política.

Existe una gran oportunidad para que emerjan nuevos liderazgos dentro de los partidos tradicionales junto a nuevos partidos. Mayor competencia en una cancha más pareja debieran contribuir a renovar los liderazgos. Los ciudadanos debemos mirar con atención lo que proponen los diversos candidatos y si sus trayectorias avalan sus propuestas y financiar a quienes queremos nos representen. No es correcto, sin embargo, que partidos que cuentan con un financiamiento estatal sustancial se victimicen porque aun no han hecho las donaciones a sus candidatos.