Déficit de Técnicos y Tecnólogos en Colombia

Hay un déficit enorme de técnicos y tecnólogos en Colombia. Un 57% de los anuncios de vacantes en sitios de Internet durante 2014 que mencionaron el nivel educativo requerido, especificaban que preferían personal con título de técnico o tecnólogo. No es el nivel de educación más demandado, pues 64% de las vacantes aceptarían trabajadores con bachillerato o menos. Sin embargo, es el nivel con el mayor desajuste entre oferta y demanda ya que apenas 11% de los trabajadores colombianos tienen título de técnico o tecnólogo (véase el Cuadro 1).

Cuadro 1

Es la primera vez que se cuenta en Colombia con información confiable sobre la demanda de trabajadores por tipos de educación ya que nunca antes se habían tenido estadísticas de vacantes con suficiente cobertura. Se sospechaba que había un déficit de técnicos y tecnólogos, pues algunos estudios habían encontrado que los trabajadores con formación técnica o tecnológica del SENA  tienen entre 7 y 10% mayor probabilidad de conseguir empleo que personas semejantes que no han participado de estos programas (Estacio, et. al., 2010), y que las mujeres con títulos de técnico o tecnólogo encuentran empleo más rápidamente (Tenjo, et. al., 2015). Se había inferido de estos hallazgos que hay algún tipo de “credencialismo” en el mercado laboral colombiano, pero no se imaginaba semejante déficit de trabajadores con este tipo de formación. (Esta nueva información de vacantes, que ha sido procesada por Jeisson Cárdenas, será parte del Atlas de Complejidad Económica de Colombia que bajo mi coordinación prepara el Center for International Development de Harvard.)

Aunque los salarios de entrada ofrecidos a los técnicos y tecnólogos son apenas un millón de pesos mensuales (aproximadamente 500 dólares al tipo de cambio promedio durante 2014), esto representa un 23% más de lo que puede ganar un bachiller y sólo 20% menos del salario que se paga a un profesional con título universitario después de cinco años de estudio.

La demanda de técnicos y tecnólogos no está concentrada en ningún sector en particular. Todos los sectores económicos más activos en el mercado laboral quisieran llenar una parte muy sustancial de sus plazas con este tipo de trabajadores, como se observa en el Cuadro 2.

Cuadro 2

En muchas de las ocupaciones tradicionalmente ejercidas por profesionales universitarios, las empresas están prefiriendo actualmente a los técnicos. Por ejemplo, menos del 15% de los anuncios de empleo para labores de contabilidad y auditoría requieren estudios universitarios o de postgrado. Casi todos los demás anuncios van dirigidos a técnicos o tecnólogos.

El déficit de técnicos y tecnólogos es preocupante, dado que Colombia es el país latinoamericano que más recursos le ha dedicado a la capacitación laboral. Durante décadas el SENA recibió un ingreso parafiscal equivalente al 2% de la nómina de todas las empresas, que fue reemplazado en 2013 por recursos ordinarios de presupuesto.

En 2013 se graduaron como técnicos o tecnólogos solamente 116 mil personas (62 mil del SENA), lo cual es apenas una octava parte de las casi 900 mil vacantes anunciadas para este personal durante 2014. Aunque hay 2414 programas técnicos y tecnológicos en el país, apenas 79 están reconocidos por el Ministerio de Educación como de alta calidad, ninguno de ellos del SENA. Mineducación carece de autoridad formal frente al SENA, que depende del Ministerio de Trabajo.

Cuatro de cada cinco trabajadores colombianos han recibido tan solo la educación más básica, la mayoría de ellos sin completar siquiera el bachillerato. La calidad de esa educación es lamentable, tanto desde el punto de vista académico como en materia de habilidades y destrezas para el trabajo, como lo revelan las evaluaciones internacionales del sistema PISA. Sería iluso esperar que el SENA pueda darle solución a esta situación. Aunque si trabajara más de cerca con el Ministerio de Educación al menos podrían atacar conjuntamente el problema y reconocer sus mutuos errores.

Por un lado, la educación básica en el país está muy sesgada hacia la formación académica y hacia contenidos que sólo pueden tener algún valor para quienes van a seguir estudios profesionales en las carreras más tradicionales. Para quienes van a estudiar ingeniería, ayuda tener conocimientos básicos de física, química y cálculo diferencial, pero ¿qué necesidad tienen de estas materias quienes van a trabajar en cualquiera de las ocupaciones más demandadas, que aparecen en el Cuadro 3? Para cualquier trabajador es mucho más importante (aparte de saber leer y escribir), tener disciplina de trabajo, saber trabajar en equipo, poder expresar sus ideas con claridad y tener sentido de las prioridades y del manejo del tiempo. Muchos necesitan además destrezas manuales y conocimiento de algún oficio. Y todos necesitamos ser capaces de disfrutar intensamente algo que nos enriquezca el espíritu, sea el deporte, la música o la lectura. Las escuelas están haciendo muy poco en todos estos campos no cognitivos.