Transiciones en demografía y salud en América Latina: Implicaciones de política pública

En colaboración con Victoria Anauati (Universidad de San Andrés)

En una entrada anterior (ver acá) planteamos una observación clave: el perfil y la naturaleza de la mortalidad y la morbilidad ha estado cambiando en los últimos 100 años y continúa cambiando en la actualidad en los países desarrollados. ¿Cuál es el perfil epidemiológico de América Latina? ¿Qué implicancias genera en el diseño e implementación de las políticas públicas? En esta entrada intentaremos responder estas preguntas analizando dónde se ubica la región en términos de la transición demográfica y epidemiológica que está atravesando, para luego, definir las prioridades de salud en la agenda de los hacedores de política.

La transición demográfica se describe como un proceso de larga duración, que transcurre entre dos regímenes extremos: uno, inicial, de bajo crecimiento demográfico con altas tasas de mortalidad y fertilidad, y otro, final, de bajo crecimiento demográfico pero con niveles también bajos en respectivas tasas. Entre ambas situaciones se pueden identificar dos momentos principales. El primero, en el que la tasa de crecimiento de la población aumenta como consecuencia del descenso de la mortalidad, y el segundo, en el que dicho crecimiento disminuye, debido al descenso posterior de la fertilidad. En los últimos 50 años se ha producido una rápida convergencia en las tasas de fertilidad y mortalidad entre las naciones. En el marco de este esquema, América Latina se encuentra, como señalaron Chackiel y Martínez (1993), «transitando la fase de disminución de la fertilidad, que se ha producido en forma rápida, después de haber experimentado cambios importantes en la mortalidad desde la segunda mitad del siglo XX”.

La transición epidemiológica, que surge en forma paralela a la transición demográfica y se encuentra todavía en curso en los países menos desarrollados, constituye un proceso de cambio dinámico de largo plazo en la frecuencia, magnitud y distribución de la mortalidad y morbilidad de la población. Omran (1971) argumenta que durante esta transición la población pasa de una etapa caracterizada por elevados niveles de mortalidad, especialmente debido a enfermedades infecciosas, a otra etapa donde la mortalidad se reduce notablemente y las enfermedades degenerativas y no transmisibles se convierten en las principales causas de mortalidad y morbilidad.

¿Existe alguna relación entre ambas transiciones? Sí, de hecho, la reducción en la mortalidad por causas de tipo infecciosas beneficia principalmente a la población más joven y a las mujeres, por lo tanto, por efecto de la transición epidemiológica, estos grupos ganan en sobrevivencia y entonces aumentan su peso en la población. Por otro lado, la mayor sobrevivencia expone a la población a factores de riesgo asociados con enfermedades de tipo crónico degenerativo, lo que implica un aumento de la contribución relativa de este grupo de enfermedades en la mortalidad global (Di Cesare, 2011).

América Latina ha avanzado a paso firme en la transición demográfica y epidemiológica en los últimos 50 años, lo cual se ve reflejado en la fuerte caída en la tasa de mortalidad, acompañado por la diferenciación de sus causas, como así también en incrementos significativos en la esperanza de vida y en la salud de la población (ver entrada previa acá).

Los mayores logros de América Latina se han concentrado en las áreas del control de enfermedades transmisibles y saneamiento básico; la región ha logrado disminuir, aunque no erradicar, la muerte prematura y la discapacidad por muchas causas transmisibles, neonatales, nutricionales y maternas. La diarrea fue la causa número uno de morbilidad en la región en 1990, pero descendió hasta el 20º lugar entre las causas principales en 2010. Sin embargo, la infección por el VIH/SIDA sigue siendo un desafío constante. Adicionalmente, las principales causas de muerte y discapacidad han cambiado de enfermedades transmisibles en los niños a enfermedades no transmisibles en los adultos (Frenk et al., 1996). Este cambio en el perfil de mortalidad y morbilidad ha ocurrido en un periodo relativamente corto de tiempo sugiriendo que la transición epidemiológica se ha acelerado a partir de 1970. Munarray et al (1997) utilizan el ratio entre enfermedades transmisibles y no transmisibles como un indicador crudo del avance de la transición epidemiológica. De acuerdo a sus estimaciones, este ratio, que varía entre 13 en las economías desarrolladas y 0.4 en África Subsahariana,  indica que América Latina se encuentra en una etapa avanzada de esta transición.

Realizando un análisis regional de acuerdo a datos provistos por la Organización Mundial de la Salud, en 2011 el 14 por ciento del total de muertes en América Latina fue causado por enfermedades transmisibles, mientras que las enfermedades no transmisibles y los accidentes fueron responsables del 73.4 y 12.4 por ciento del total de muertes respectivamente (tabla 1). Esto convierte a América Latina en la tercera región del mundo con la mayor proporción de muertes causadas por enfermedades no transmisibles, siendo las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, las enfermedades respiratorias crónicas y las enfermedades neurológicas las principales. Más aún, se estima que en 2020 las enfermedades no transmisibles causarán siete de cada diez muertes en los países en desarrollo (Boutayeb, 2006).

 

Tabla I: Muertes por causa y región, 2011 (en porcentajes)

salud_LAC

Analizar tanto la transición epidemiológica que atraviesa la región como las consecuencias de los cambios en los perfiles de mortalidad y morbilidad es fundamental para establecer una  frontera de políticas públicas que posicione las necesidades prioritarias en materia de salud en la agenda pública sin descuidar aquellas áreas que han sido exitosas –como la disminución significativa de enfermedades infecciosas.

De esta forma, si una región describe un escenario caracterizado por una alta prevalencia de enfermedades no transmisibles -que comparten factores de riesgo (como la obesidad, el consumo de alcohol o tabaco, el sedentarismo, etc.) y son crónicas- como es el caso de América Latina, el diseño y la implementación de políticas públicas deberían focalizarse (i) en la prevención de estas enfermedades mediante el control de sus principales factores de riesgo, los cuales suelen depender del comportamiento de los individuos, y (ii) en la extensión del seguro de salud a los efectos de lograr una mayor cobertura médica.

Más aún, la prevención y el diagnóstico precoz, es decir el dominio de la atención primaria, se consideran factores claves en la reducción del impacto que genera en la salud este tipo de enfermedades. Esto resulta de gran importancia para la región teniendo en cuenta que la obesidad, la hipertensión y  el consumo de tabaco son factores de riesgos altamente prevalentes en muchos de los países que la conforman. Por lo tanto, políticas que creen ambientes propicios para la toma de decisiones saludables son esenciales para motivar a las personas a adoptar y mantener comportamientos preventivos.

Los recursos son limitados y la región está lidiando más que nunca con una prevalencia mayor de enfermedades no transmisibles y está enfrentando desafíos importantes en materias de salud, por ello en esta entrada quisimos destacar que es fundamental que los hacedores de política puedan delimitar cuáles son las prioridades de la región para garantizar que el sistema de salud esté adecuadamente alineado con los verdaderos problemas de salud de la población.

Referencias

Boutayeb, A. (2006). “The double burden of communicable and non-communicable diseases in developing countries”. Transactions of the Royal society of Tropical Medicine and Hygiene, vol. 100(3), pp. 191-199.

Chackiel, J., y Martínez, J. (1993). Transición demográfica en América Latina y el Caribe desde 1950.

Di Cesare, M. (2011). “El perfil epidemiológico de América Latina y el Caribe: desafíos, límites y acciones”. Documento de proyecto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Organización de las Naciones Unidas.

Frenk, J., Bobadilla, J. L., y Lozano, R. (1996). “The epidemiological transition in Latin America”. Adult Mortality in Latin America, vol. 123.

Murray, C. J., y Lopez, A. D. (1997). “Mortality by cause for eight regions of the world: Global Burden of Disease Study”. The Lancet, vol. 349(9061), pp. 1269-1276.

Omran, A. R. (1971). “The epidemiologic transition: a theory of the epidemiology of population change”. The Milbank Memorial Fund Quarterly, vol. 49(4), pp. 509-538.