Entendiendo y revirtiendo la abstención

Publicado por La Tercera, 3 de noviembre del http://iupatdc5.org 2012

La derrota electoral del oficialismo en la elección municipal del domingo pasado fue contundente, las consecuencias políticas ya se están comenzando a ver, con un cambio de gabinete ad portas y un gobierno que se verá enfrentado tempranamente al síndrome del pato cojo.

Sin embargo, en una perspectiva de largo plazo, la elección municipal del 2012 será recordada por la abstención electoral. En la primera elección con inscripción automática y voto voluntario, la abstención creció mucho más allá de lo esperado, alcanzando casi 60%.

Entender qué pasó con la abstención será clave para las decisiones estratégicas de los actores políticos con miras a las campañas parlamentarias y presidenciales del próximo año. Más importante aún, será clave para la calidad de nuestra democracia.

Para abordar este tema, haré un análisis que considera separadamente el rol que desempeñan tres factores (ingreso, competencia y población) sobre la abstención.

Datos e interpretación

La evidencia internacional sugiere que los sectores de más bajos ingresos participan menos en los procesos electorales. ¿Se cumple esto para Chile?

Para responder esta pregunta, ordené las comunas de todo el país de acuerdo a su ingreso per cápita, de la más pobre a la más rica, y las agrupé en cinco quintiles. En el primer quintil está el 20% de las comunas más pobres, en el segundo quintil el 20% que le sigue, y así hasta llegar al último quintil, donde está el 20% de las comunas más ricas.

Mirando los resultados electorales desde esta perspectiva, se concluye que la abstención fue mucho más alta en las comunas con altos ingresos. En concreto, la abstención promedio en el quintil de comunas más ricas fue 13% más alta que en el quintil de las comunas más pobres: 63% frente a 50%*. La diferencia es incluso mayor, casi 20%, si se usa el Indice de Desarrollo Humano, que además de ingreso considera otros factores, como el nivel educacional, para clasificar las comunas.

¿Por qué la participación electoral fue menor en comunas con mayores niveles de ingreso y educación? Una posible respuesta podría ser que las comunas más ricas cuentan con servicios públicos más avanzados y satisfactorios, en gran parte gracias a que sus ingresos municipales también son mayores, y que, por lo tanto, la gente no se ve tan motivada a votar cuando “las cosas funcionan bien”. Sería un comportamiento análogo al que se observa en las democracias más avanzadas.

Pasando a un segundo factor, es razonable esperar que la participación electoral sea mayor en una elección que se espera sea estrecha que en una elección donde se sabe de antemano quién será elegido. ¿Sucedió esto en las elecciones del domingo?

Para responder esta pregunta volví a ordenar las comunas del país en cinco grupos, pero esta vez el criterio que usé es cuán peleada resultó ser la elección de alcalde, medida por la diferencia entre la primera y la segunda mayoría. ¿Resultado? La abstención, efectivamente, fue menor en comunas donde las elecciones fueron más competitivas. La abstención promedio en el quintil de comunas más competitivas fue un 4% menor que en el quintil menos competitivo.

Sin embargo, la diferencia anterior es relativamente pequeña. Una posible explicación es que en estos comicios, las proyecciones electorales fueron particularmente imprecisas, por lo cual basar

la clasificación de comunas en cuán competitivo fue el resultado no es necesariamente lo correcto. Uno quisiera saber cuán competitiva creían los electores que sería la elección, un dato que por desgracia no existe.

Por ejemplo, en Providencia se esperaba una elección muy reñida, pero Josefa Errázuriz terminó ganando por 12 puntos porcentuales. En cambio, las principales encuestas daban como ganador a Joaquín Lavín Jr. en Maipú, elección que terminó perdiendo frente a Christian Vittori por casi 20 puntos. De la misma manera, las encuestas daban una ventaja de más de 20% a Rodrigo Delgado por sobre Camilo Ballesteros en Estación Central, en una elección que el candidato UDI terminó ganando por una diferencia de apenas un 1%.

También es interesante ordenar las comunas de acuerdo al tamaño de su población y analizar cómo varía la abstención. Al hacer esto, se concluye que el quintil de comunas con más habitantes tuvo un 20% más de abstención que el quintil de comunas menos habitadas: 66% frente a 46%.

¿Por qué participan más los electores en comunas con menos habitantes? Una posible explicación es que los ciudadanos se interesan más en lo que sucede en su comuna cuando ésta es más pequeña, porque es más probable que conozcan e interactúen con sus autoridades. Otra explicación es que los costos de ir a votar, medidos en precio y tiempo de transporte, son menores en comunas más pequeñas.

Consecuencias

¿Puede funcionar una democracia con una participación electoral tan baja? Si nos orientamos por las experiencias de las democracias consolidadas de Europa y Estados Unidos, la respuesta es sí.

Sin embargo, las decisiones que tiene que tomar Chile en los años venideros son mucho más importantes que las definiciones que se suelen dar en las elecciones de los países desarrollados, por lo cual haber alcanzado niveles de participación electoral de estos países antes de tiempo no es una buena noticia. Para que las grandes reformas que requiere el país sean percibidas como legítimas, se necesita una participación electoral mucho mayor que la del domingo pasado.

Entonces, ¿cómo se pueden elevar los niveles de participación electoral?

Para responder cabalmente a esta pregunta, necesitamos saber primero por qué la mayoría de la gente no votó. Y puede haber muchas razones. En general, se podrían agrupar estos votantes en dos estratos: los que no votaron porque aceptan el statu quo (ya sea que estén conformes con las cosas como están, o resignados a que las cosas siempre serán iguales), y los que no votaron porque no aceptan el statu quo (son fuerzas más antisistémicas, que “no prestan el voto” para un sistema político, económico y social en que no creen). ¿Cuánto pesa cada uno? No lo sabemos.

Como no existen respuestas claras para saber y entender quiénes son estos no votantes, la receta que ha circulado para elevar la participación electoral ha sido bastante obvia: volver al voto obligatorio. Centrar la discusión en este tema contribuye a evadir alternativas que son tanto o más importantes.

Hay cosas inmediatas que se pueden hacer para potenciar la participación. Por ejemplo, iniciar y fortalecer campañas de educación cívica masivas. Otra: instituir el voto de los chilenos residentes en el extranjero, que fue una promesa electoral del Presidente Piñera. Una tercera medida: facilitar el voto anticipado, ya sea por correo o mediante medios electrónicos.

Más allá de medidas concretas como las anteriores, el elemento crucial para potenciar la participación electoral es mejorar la calidad de las campañas políticas. Esta campaña municipal estuvo marcada por una alarmante falta de contenidos. Los candidatos que aspiren a cargos deberán hacer un esfuerzo mayor por encantar a sus votantes, y ello pasa necesariamente por mostrar programas, contenidos e ideas, y no sólo eslóganes.

Los hechos de los últimos dos años muestran claramente que la ciudadanía está interesada en debatir sobre los grandes temas, desde la calidad de la educación hasta una reforma tributaria que aminore la desigualdad. Si los políticos y candidatos no se hacen cargo de ello, no sería de extrañar que en las próximas elecciones parlamentarias volvamos a ver estos niveles de abstención… o peores.

 

*Al calcular los promedios de abstención por quintil, se considera un promedio que pondera por la población de cada comuna.