¿Es regresiva la tarificación vial?

La tarificación vial es una herramienta poderosa para ayudar a resolver la congestión vial. Su utilidad ha Read more sido demostrada tanto en la teoría como en la práctica en varias ciudades del mundo. Consiste en cobrar por el uso de las calles en una zona de alta congestión vehicular. Con esto se consigue que algunos automovilistas cambien de horario, de ruta, o de modo de transporte para evitar el cobro. Con un pequeño porcentaje de éstos que lo hagan en las horas de punta, la velocidad de circulación aumenta mucho, con el consiguiente incremento de la capacidad vial. Se da la paradoja que por este manejo tarifario circulan más vehículos en los horarios de punta que sin cobro.

Las críticas que algunos expertos hacen a esta política de bajo costo y alta

efectividad, es que es regresiva, porque los ricos se benefician de la reducción de la congestión, mientras que los pobres no podrán pagar para usar las calles. ¿Es tanto así? Obviamente que no. Los ricos son los que usan las calles predominantemente, ya que llegan en automóviles a las áreas congestionadas y no pagan por el privilegio de usar un bien público escaso. Los pobres que usan las vías congestionadas van predominantemente en bus, utilizando un veintavo del espacio de calle del que usa un automovilista. La idea es no cobrar al transporte público y, por lo tanto, los que más se benefician son los pobres, ya que su tiempo de viaje disminuye sin pagar por ello; en cambio los ricos pagan por la disminución de su tiempo de viaje.

En el caso del área denominada “Sanhattan”, menos del 20% de los que llegan a trabajar o a comprar en la hora punta lo hacen en auto. Además, tienen que pagar por estacionar, lo que en promedio cuesta $ 40.000 mensuales. Sólo los ricos pueden hacer estos gastos.

Obviamente que la política de tarificación vial debe ir acompañada de otras medidas, tal como aumentar el transporte público y vial, pero estas medidas requieren inversiones que pueden ser financiadas con la recaudación de las tarifas viales.

Lo incorrecto es creer, como lo han propuesto algunos expertos (ver columna del 3 de marzo de Troncoso y de Grange), que una política de cobro de impuesto adicional a los estacionamientos privados es sustituto a la tarificación vial.

Es simplista pensar que los que usan los estacionamientos lo hagan a la hora punta solamente. Bien puede ser que lleguen antes o después sin que contribuyan a la congestión vial. Además, en caso que fuese efectivo y disminuya el uso del auto para llegar a la zona donde se cobra el impuesto a los estacionamientos, incentiva el aumento del tráfico de paso, reduciendo la efectividad de la medida, ya que este tráfico contribuye a la congestión y no sería penalizado. Incluso puede atraer más tráfico de paso que en la situación con congestión, haciendo inefectivo el cobro de un impuesto a los estacionamientos.

Una política de tarificación vial puede ser efectiva en disminuir la congestión favoreciendo a todos: los pobres por disminución del tiempo de viaje del transporte público, sin necesidad de pagar por ello; y los ricos por disminución del tiempo de viaje en transporte privado, pero pagando por ello. También genera una fuente de ingresos para mejorar el transporte tanto público como privado.