Algunos números sobre las recientes inundaciones en La Plata

La literatura económica que busca medir el costo de las catástrofes naturales no abunda. Galiani et al (2013) realizó un estudio que intenta cuantificar el costo económico de varios desastres naturales y encuentran un efecto sobre el crecimiento de corto y mediano plazo que no es muy importante y que es sólo relevante para los eventos más severos. Con un objetivo bastante más humilde, la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP a través del CEDLAS (Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales) realizó una encuesta representativa del partido de La Plata para medir distintas variables que se vieron afectadas por las cuantiosas precipitaciones del 2 de abril de 2013. La Plata es la capital de la provincia de Buenos Aires, cuenta con una gran población universitaria y no suele aparecer en las cadenas de noticias internacionales. En abril fue noticia puesto que aproximadamente uno de cada tres hogares se vio afectado por una de las peores inundaciones de su historia. A continuación se presentan algunos resultados preliminares de la encuesta que acaba de ser procesada.

El relevamiento arroja que el 34,7% de los hogares fueron afectados directamente, ya sea porque entró agua en la vivienda, sufrió daños en vehículos o en lugares de trabajo. Esto equivale a 78.730 hogares. De estos hogares el 79,9% se inundó, representando aproximadamente un total de 61.365 hogares en el partido. Se observa además que el 15,8% de estos hogares tienen niños de menos de 6 años.

Un hecho particularmente interesante y que denota la gravedad del fenómeno acontecido, es que el 71,2% de los hogares que fueron afectados por la inundación, nunca habían experimentado una situación similar en el pasado.

Considerando la distribución de la altura del agua que ingresó a los hogares, se registra que mientras el 20% menos afectado tuvo una altura promedio de 6,8 cm, el 20% más afectado tuvo 146,2 cm en promedio.

Pérdidas económicas

Con respecto a las pérdidas económicas generadas por la inundación el 7,8% de los hogares afectados declara tener algún comercio propio o de la familia que sufrió pérdidas en instalaciones, mientras que este porcentaje alcanza el 14,4% considerando solamente las pérdidas en mercaderías.

A los encuestados que fueron afectados también se les consultó con respecto a las pérdidas totales o parciales en electrodomésticos del hogar, el 57% de los damnificados declara haber sufrido este tipo de pérdidas, y el monto estimado por los mismos para repararlos o reponerlos es de AR$11.621 en promedio. Con respecto a las pérdidas (totales o parciales) en el mobiliario del hogar, se estima que el 75,4% los hogares han sido damnificados, y se calcula un monto promedio de AR$24.727 para reponerlos. Poco más del 78% de los afectados declara que sufrieron daños en instalaciones del hogar, estimándose un monto promedio para reparaciones de AR$11.401. Se consultó también por las pérdidas en vestimenta y alimentos de los hogares afectados, el 48% y 47,9% experimentó este tipo de pérdidas respectivamente, calculándose montos de pérdida por AR$4.430 y AR$1.654 en promedio.

Se buscó además determinar la proporción de hogares (damnificados o no) que incurrieron en gastos en salud como consecuencia de las inundaciones. El 29,5%  de los hogares afectados tuvo que afrontar gastos relacionados con el sector salud (consultas, medicamentos, etc.), alcanzando un promedio de gasto de AR$ 668. En el caso de los hogares no damnificados, se registra que solo el 7,6% de los mismos tuvo este tipo de erogación.

Considerando el total de gastos que deben realizar los hogares para reponer o reparar las pérdidas ocasionadas por la inundación, se puede estimar el tiempo que les llevaría a las familias recuperarse si sólo se usaran los ingresos familiares mensuales. Al momento de relevarse la encuesta, y con el propósito de reducir la no respuesta en los ingresos totales del hogar, se consultó a cada encuestado en que grupo de ingreso consideraba que se encontraba. Los grupos se construyeron en base a los deciles estimados por el INDEC para el cuarto trimestre de 2012 para el aglomerado Gran La Plata. De esta forma el encuestado identificaba un rango de ingresos en una tarjeta que se le mostraba y los encuestadores recodificaban esto según el decil al que correspondiese. En el Cuadro 1 se observa el monto promedio de pérdidas para cada decil de ingresos.

Cuadro 1. Promedios estimados de pérdidas para cada decil de ingreso total familiar mensual.

Imagen 1 Alzua, Lopez

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC y Encuesta Inundaciones La Plata FCE-CEDLAS-UNLP.

Como puede apreciarse, las pérdidas por decil de ingreso son importantes independientemente del decil considerado. Se destaca el hecho que los hogares ubicados en los deciles más bajos tendrían un periodo de recuperación considerablemente mayor que el de los hogares de mayores ingresos.

Las estimaciones de las pérdidas en bienes alcanzan un promedio de alrededor de AR$3.400 por habitante, pero esta estimación constituye un piso ya que deben adicionarse el costo económico de los días de clase y días laborales perdidos, como así también las pérdidas en vidas humanas y enfermedades.

Impactos sobre la salud de los niños

La salud infantil fue un aspecto sobre el que se quiso hacer hincapié en el relevamiento, puesto que las condiciones sanitarias de la población inundada fueron bastante deficientes durante algunos días, y se temían consecuencias adversas en este frente. Con este objetivo, se incluyó un módulo de salud para medir las consecuencias inmediatas de la inundación para los niños menores de 6 años. Las variables de salud que se consideraron fueron diarrea y enfermedades respiratorias. Se utilizaron como períodos de referencia las 48 hs y los siete días siguientes a la inundación para las preguntas sobre diarrea y el mismo período se utilizó para las enfermedades respiratorias.[1]

Para medir el impacto de la inundación sobre estas variables, se calcularon en un principio las diferencias de resultados entre aquellos niños pertenecientes a hogares que declararon haber sido afectados por la inundación vs. niños de hogares que no fueron afectados y entre aquellos que pertenecen a hogares que efectivamente se inundaron vs. los que no. En el primer caso y para diarrea, sólo se encuentran diferencias positivas y estadísticamente significativas para dos días después de la inundación, no registrándose casos con esta enfermedad en los hogares no afectados. El coeficiente estimado es de 0,0811 (significativo al 5%). Cuando la variable de comparación es si efectivamente se inundaron, la diferencia es significativa con un coeficiente estimado mayor que en el caso anterior (0,0938).

Con respecto a las enfermedades respiratorias y considerando nuevamente a los hogares inundados, se encuentran diferencias positivas y estadísticamente significativas al 1% para dos días después de la inundación (0,1493). Cuando se consideran las dificultades para respirar una semana después de la inundación hay significatividad estadística al 1% (0,0986) y para tos dos días después de la inundación (0,1493). Cuando la variable sobre la que se realiza la diferencia es si un hogar fue afectado, estas las variables mencionadas previamente continúan siendo significativas (con coeficientes estimados levemente mayores), pero además la variable de dificultades respiratorias dos  días después de la inundación es apenas significativa (al 10%), con un coeficiente estimado de 0,0405.

Impactos Psicosociales

Finalmente, la encuesta incluyó un módulo de impacto psicosocial para medir el stress post traumático que puede haber ocasionado la inundación.[2]El test empleado mide la frecuencia y la intensidad de los síntomas evaluados y se denomina Escala de Trauma de Davidson. El mismo fue empleado con anterioridad en otros desastres como en el terremoto/tsunami de 2010 en Chile (Encuesta Post Terremoto: Principales resultados, 2010). La escala consta de 17 ítems y mide la frecuencia y severidad en una escala de 0 a 4 (orden ascendente), por lo que se puede obtener una puntuación entre 0 y 136. Algunos autores proponen un punto de corte de 40 para determinar si existe stress post traumático en los encuestados.

En un principio, para medir el impacto de la inundación sobre el stress se consideraron las diferencias entre los que fueron afectados vs. los no afectados y los inundados vs. los no inundados. La principal variable de interés es una dummy que toma valor 1 si se supera el umbral de 40 puntos en la escala (lo que indica la presencia de stress ante la inundación). Se observa que considerando la dummy, para los afectados e inundados, hay diferencias estadísticamente significativas con coeficientes estimados de 0,1509 y 0,1317, respectivamente.

Para concluir, es importante mencionar que si bien los resultados no permiten establecer causalidad, sí sugieren la importancia de realizar relevamientos luego de catástrofes para medir el alcance de las mismas en múltiples dimensiones.

 

Bibliografía

Arnold, B., Galiani, S., Ram, P., Hubbard, A., Briceño, B., Gertler, P. y Colford, J. Jr. (2013). Optimal Recall Period for Caregiver-reported Illness in Risk Factor and Intervention Studies: A Multicountry Study. American Journal of Epidemiology.

Galiani, S., Cavallo, E., Noy, I. y  Pantano, J.  (2013). Natural disasters and economic growth . Forthcoming in Review of Economics and Statistics.

 

Larrañaga, O. y Herrera, R. (2010). Encuesta Post Terremoto: Principales resultados. Efectos en la calidad de vida de la población afectada por el terremoto/tsunami. PNUD y MIDEPLAN.

 



[1] Siguiendo a Arnold et al (2013) los síntomas para determinar si un niño tuvo diarrea fueron si tuvo 3 o más deposiciones blandas o liquidas o si las heces tenían sangre. En el caso de las enfermedades respiratorias se considera que un niño posee esta condición si tuvo tos o dificultades al respirar.

[2] Este módulo se aplicó a todos los encuestados mayores de 18 damnificados o no.