Bienes públicos puros en América Latina: el caso de los periódicos y portales de noticias digitales

Por Juan Camilo Cárdenas y Nataly Grisales

Los ejemplos clásicos de texto de lo que es un bien público puro incluyen en su gran mayoría la “defensa nacional” pero ese ejemplo tienen tantas complicaciones culturales y políticas que no resulta tan útil para explicar el problema de no rivalidad y no exclusión que caracteriza a estos bienes, entre otras por los spillovers asociados a su provisión. El otro ejemplo típico es el del alumbrado público, pero digamos que como ejemplo es más bien aburrido.

Por eso es más interesante, relevante y frecuente el caso de la distribución gratuita de información valiosa a través de internet, con Wikipedia como el ejemplo más conocido de todos, y porque si bien cumple las características clásicas de la definición de texto, sigue siendo producido y financiado por fuentes diferentes a las del estado. Y para no ir tan lejos, esta FocoEconomico.org en donde dedicamos parte de nuestro tiempo para producir contenido y hacerlo disponible a los lectores de la red.

Internet y la economía de las ideas siguen ofreciendo desafíos sobre cómo entendemos y enseñamos el problema de la provisión de los bienes públicos. Que un grupo de personas asuman costos personales para producir y distribuir gratuitamente algo que genera bienestar, en este caso información, análisis, noticias, debates ha estado en el dilema del periodismo por siempre. La pauta publicitaria se convirtió, y sigue siendo hoy, una solución aun viable financieramente para la prensa escrita, radial y de televisión, aunque no parece ser el santo grial de la distribución gratuita de información en Internet. En muchos otros casos se observan subsidios cruzados en que una opción rentable financieramente subsidia las pérdidas financieras de otra opción por internet. A pesar de ello la producción, distribución y contenido digital sigue creciendo en medio de la imposibilidad financiera. Cada minuto se suben a YouTube 72 horas de video que quedan disponibles de manera gratuita en cuestión de segundos a billones de personas en el mundo que tienen acceso a la red y que en promedio ven 4 billones de horas de video al mes. Un millón de creadores de videos están monetizando un creación y pensaría uno, una fracción de ellos viven de esta posibilidad. El resto producen, comparten y consumen en medio de muy pocas transacciones monetarias y flujos probablemente ínfimos de dinero.

En este contexto, el caso del periodismo digital es una paradoja económica interesante. Producir contenido periodístico es costoso, requiere horas de trabajo en investigación, en consulta y contrastación de fuentes, y en la producción del material de texto, o audiovisual. Es posible que los costos tradicionales de imprenta, papel, empaque, distribución, y de voceadores se hayan eliminado de la contabilidad cuando se trata del periodismo digital. Pero otros costos fijos y variables siguen, incluyendo el tiempo de los investigadores, escritores y diagramadores que producen el contenido, además de los costos de oficina y tecnología necesarios para poderlo hacer disponible en la red.

La producción de espacios periodísticos y la reinvención de la forma como se generan, se distribuyen y se debaten noticias está cambiando en internet, y con ello la disolución de la frontera que dividía periodistas como productores y ciudadanos como consumidores.

Gracias a los buenos oficios de nuestros amigos en LaSillaVacia.com en Colombia, puede ver uno el crecimiento de una serie de portales de noticias y periódicos digitales en nuestra región. El Faro en El Salvador, El Animal Político en México, RevistaIdele en Perú, Plaza Pública en Guatemala, El PuercoEspin y Anfibia en Argentina, LaPatilla en Venezuela, El Mostrador, Poderopedia , y el CIPER en Chile, y LaSillaVacia en Colombia son todos ejemplos de estos intentos de periodismo digital que deben enfrentar el problema de la financiación de sus costos para poder entregar contenido que se hace disponible a cientos de miles de usuarios. Una mirada rápida a estos portales les dará la idea de que la pauta publicitaria es menor y conversaciones informales los llevarán a concluir que los anunciantes tienen muy bajas disponibilidades a pagar por esta pauta.

¿Está entonces amenazado el futuro de esta industria digital de producción y distribución gratuita de contenido digital? La opción de generar ingresos por ventas de la edición digital no ha despegado como algunos quisieran. No vayan más lejos, el New York Times ha sufrido dificultades enormes en sus ingresos de la versión impresa, su distribución digital viene mostrando cambios que aún no son claros como alternativa como limitar el número de artículos gratuitos para un lector después de los cuales debe pagar un suscripción. Esta gráfica[1] muestra la caída de los ingresos de la última década y la pequeña fracción de ingresos generados por las ediciones digitales.

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¿Hay alternativas?

Los mercados convencionales tienen una forma particular de operar: yo le entrego un bien o un servicio y usted me paga un precio acordado de antemano. En ocasiones podemos reclamar nuestro dinero de regreso cuando el bien o servicio no cumplió las condiciones acordadas. Pero esta no es la única forma de intercambiar en el mercado. Los sistemas de “Pay-As-You-Wish” siguen violando la norma del “there is no free-lunch” de la tradición económica. Restaurantes y músicos vienen haciendo intentos por recaudar ingresos basados en la libre y buena voluntad del bolsillo del consumidor permitiendo la posibilidad de entregar un bien a precios por debajo del costo unitario e incluso por un no pago y un gracias. Muchas de estas experiencias se han reportado y discutido en el blog de Freakonomics. Por otro lado están las experiencias de crowdfunding en donde un empresario, privado o social, ofrece producir y distribuir un bien o servicio de manera masiva si un grupo de donantes ofrecen aportar hasta llegar a un umbral o meta que permitiría hacer viable financieramente el proyecto. Uno de los sitios más conocidos en esta alternativa es http://www.kickstarter.com/ en donde emprendedores lanzan una idea y esperan que contribuyentes hagan su aporte a cambio de beneficios algunos más simbólicos y otros más tangibles. Uno en particular que resuena con el tema de nuestra historia es el de Kelly Marie Sherrick quería construir una pequeña biblioteca gratuita en Columbus, OH, lanzó la idea en kickstarter, y recolectó USD$982, equivalentes al 178% de su meta inicial para crear un espacio en que vecinos pudieran acceder de manera gratuita a libros. En el otro extremo, un proyecto para reconstruir un arte antiguo de impresión japonesa logró recolectar USD$313, 341.

Nuestro experimento de Crowdfunding en periodismo digital.

Basados en estas ideas de que existe un mercado potencial que no se rige por la lógica de los mercados convencionales sino en las nociones de pay-as-you-wish y crowdfunding, el portal de noticias La Silla Vacía lanzó dos campañas de “SuperAmigos” en el 2012 con el fin de que sus lectores se convirtieran en aportantes voluntarios que les permitieran seguir siendo un medio periodístico independiente. Ante esta oportunidad de explorar las motivaciones que guían a los beneficiarios de un bien público puro como el de este caso, La Silla Vacía accedió a que pudiéramos hacer unos experimentos para explorar el comportamiento de los donantes. En ambas oportunidades, una vez los usuarios decidían realizar una donación, ingresaban aleatoriamente a uno de los tratamientos de nuestro diseño experimental. Estos tratamientos, junto con la información que se pudo recaudar de los donantes, permitieron concluir aspectos interesantes de este primer estudio de una aplicación de crowdfunding en Colombia.

La primera campaña se llevó a cabo en febrero, duró un total de 24 días y recaudó 22,080,000 COP (cerca de USD$12,000) gracias a los aportes de 324 usuarios En noviembre se realizó una segunda campaña en la que 297 personas donaron un total de  27,100,000 COP (unos USD$14,600) a lo largo de 20 días. Dado que 81 personas realizaron aportes en ambas ocasiones, al cabo de las dos campañas La Silla Vacía contó con los aportes de 540 Super Amigos. En total, la página recibió 49,180,000 COP (~USD$26,500) en forma de donaciones de parte de sus lectores.

Uno de los análisis que arroja resultados interesantes acerca de las campañas es el estudio de los días de mayor donación. En el caso de la primera campaña, el primer y último día de esta fueron los de mayor recaudo, no obstante, otros días presentaron incrementos en las donaciones como reacción a movimientos en la página de La Silla Vacía. Por una parte se encuentra el aumento del 14 de febrero debido a la publicación de una columna en la que se hacía referencia a las diferencias en donación por género. En la columna el autor afirmaba que la campaña de Super Amigos tendría el mismo resultado encontrado en varios estudios sobre donaciones: los hombres son más generosos. El revuelo que causó esta afirmación se evidencia, no solo en los comentarios en la página web, sino también en el aumento de las donaciones. Sin embargo, este incremento del 14 de febrero se debió exclusivamente a aportes de hombres, ninguna mujer realizó donaciones para demostrar que lo que la columna afirmaba no era cierto. De hecho, en ambas campañas el 70% de las donaciones fueron realizadas por hombres. No obstante, este porcentaje no es prueba de una mayor generosidad masculina ya que solo 30% de los lectores del portal periodístico son mujeres, esto hace que el la fracción de mujeres lectoras coincida con el porcentaje de mujeres donantes. Además, el análisis econométrico reveló que no existió una diferencia significativa entre las donaciones de hombres y mujeres. Por otra parte, el día 27 de febrero mostró también un incremento en las donaciones; este se debió a la aparición en la página principal de una ventana que presentaba el número de personas que habían donado, el tiempo restante de la campaña y el número total de Súper Amigos que se buscaba obtener. Debido a que esta ventana logró un incremento en los aportes, durante toda la segunda campaña se mantuvo una similar en la página de inicio de La Silla Vacía.

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En el caso de la segunda campaña los días de lanzamiento y cierre no evidenciaron incrementos en las donaciones y esto se debe principalmente a que no se hizo un anuncio previo de la campaña ni se cumplió la fecha de cierre que se había planteado inicialmente. Sin embargo, al igual que en la primera ocasión, la publicación de una columna aumentó los aportes. En este caso, la directora de La Silla Vacía escribió acerca de la importancia de realizar las donaciones y cómo estas permitían mantener la independencia del periodismo de este sitio, y esto tuvo un efecto positivo en las donaciones totales del día de  publicación.

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Dentro de las características de los donantes que tuvieron un efecto positivo y estadísticamente significativo sobre el monto del aporte se encuentran la edad, el nivel educativo y el número de comentarios realizados en la página a lo largo del 2012. El análisis del número de comentarios se realizó debido a que estos se pueden considerar como otro tipo de aporte, una donación de tiempo para enriquecer el contenido del portal y en la línea de construir comunidades de debate y discusión. Encontramos que existe una relación de sustitución entre ambos tipos de aportes de manera que quienes comentan más frecuentemente en la página de La Silla Vacía realizaron donaciones menores.

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Por otra parte, teniendo en cuenta las relaciones que la literatura ha encontrado entre las donaciones individuales y las de otras personas, uno de los tratamientos planteados informaba a los donantes acerca del aporte que otra persona había realizado. Aunque se esperaba que esto influenciara la decisión de donación, en el caso de la campaña de Super Amigos esta información no tuvo efecto alguno sobre las contribuciones que los usuarios realizaron.

Finalmente, otro tratamiento buscaba determinar si el mostrar diferentes rangos de posibles donaciones tenía un efecto sobre los aportes. De esta manera, uno de los tratamientos mostraba aleatoriamente un “rango alto” o un “rango bajo” de posibles donaciones. En ambos casos la donación máxima era la misma y el resto de los valores mostraban pequeñas diferencias con respecto a los del otro rango. Sin embargo, esto tuvo un gran impacto sobre las decisiones de los donantes y quienes vieron rangos mayores de posibles donaciones realizaron aportes mucho mayores. Este efecto se denomina bracketing effect y se encuentra principalmente porque las opciones de respuesta brindadas tienen un efecto sobre la decisión de los agentes. En el caso de estas campañas es posible que el hecho de que los usuarios ingresaban al proceso de donación sin tener claro el monto que querían aportar, así como el tener que decidir rápidamente para poder hacer la transacción online, facilitaran la presencia de este efecto.

¿Hay espacio para estos mercados?

Es difícil derivar de este experimento la conclusión de que la financiación de los medios digitales periodísticos tiene un futuro financiero basado en estos mecanismos de aportes voluntarios. Lo que si podemos afirmar es que si puede haber almuerzo gratis en economía, o al menos en la economía de las ideas. La transformación rápida con que se están dando la producción de ideas, los rendimientos crecientes derivados de las redes sociales, la posibilidad de compartir y enriquecer contenidos a partir de las creaciones de otros, y la reconfiguración de los papeles de generador de noticias y consumidor de noticias a un entorno digital de aportes colectivos desde cada uno y desde un intercambio multidireccional de mensajes pueden abrir posibilidades interesantes para nuevas formas de mercado.