Que sucede dentro de las escuelas exitosas

¿Cuáles creen que son los factores que determinan el éxito de las escuelas en mejorar el aprendizaje de sus estudiantes?  La cantidad de alumnos por clase, el gasto por alumno y el máximo nivel educativo alcanzado por sus docentes (factores que usualmente medimos los economistas en nuestros estudios cuantitativos) explican poco o nada de la diferencia en el desempeño educativo de los alumnos.

¿Saben que explica el 45 por ciento de la variación en los resultados educativos?  La frecuencia con la que los docentes reciben información sobre su desempeño profesional, el grado en que se utiliza información sobre el progreso de los alumnos para guiar la instrucción, la enseñanza intensiva en grupos pequeños, el incremento en el tiempo dedicado a la instrucción, y un compromiso incesante con el logro académico.

Estos son los hallazgos de un artículo escrito por Will Dobbie y Roland Fryer de la Universida de Harvard que está a punto de publicarse en el American Economic Journal: Applied Economics.  El trabajo estudia un grupo de 39 escuelas de educación primaria y media chárter de la ciudad de Nueva York.  En general, las escuelas chárter están financiadas con recursos públicos, pero operan en forma independiente y con más autonomía que las escuelas públicas tradicionales a cambio de mayor responsabilidad en el desempeño de sus alumnos.

Las escuelas chárter de Nueva York están sobre-suscriptas y el acceso a las mismas se determina a través de un sorteo entre los aspirantes.  Los autores comparan, en cada establecimiento, la diferencia en el desempeño escolar entre aquellos aspirantes que ganaron el sorteo y los que perdieron.  El efecto causal de ir a una escuela chárter por un año, resulta en una ganancia del 11 por ciento de un desvío estándar en el aprendizaje de la matemática y el 6 por ciento para el lenguaje en la educación primaria y el 13 por ciento en matemática y el 5 por ciento en lenguaje en la educación media.

Las ganancias encontradas en estas escuelas son compatibles con otros estudios de escuelas chárter urbanas de los Estados Unidos.  Lo innovativo de este artículo es que releva información sobre las prácticas organizativas y pedagógicas de las escuelas de varias fuentes: entrevistas con los directores de los colegios, maestros y alumnos, planificaciones y observaciones de clases.

Estas fuentes les permiten a los autores determinar la forma en que los colegios se ocupan del desarrollo profesional de sus docentes, el tiempo dedicado a las clases, la forma en que se organiza la instrucción y la información que se utiliza para organizarla, la participación de los padres, la cultura del colegio, la política disciplinaria y las aspiraciones de los estudiantes.

Con esta información, los autores construyen 5 índices  para caracterizar a los colegios en términos de la frecuencia con la que los docentes reciben información sobre su desempeño profesional, el grado en que se utiliza la información sobre el progreso de los alumnos para guiar la instrucción, la enseñanza intensiva en grupos pequeños, el incremento en el tiempo dedicado a la instrucción, y el nivel de compromiso con el logro académico.

Un análisis de correlación (un análisis causal requeriría que los factores organizativos de la escuela estuvieran asignados al azar) entre la ganancias en términos de resultados educativos hallados en cada escuela y los diferentes elementos de la organización de las escuelas chárter revela los resultados que mencione al comienzo de la nota. Es decir, las medidas que usamos tradicionalmente los economistas explican poco y las variables organizativos mucho.

¿Qué hacemos entonces con estos resultados?  Roland Fryer y su Edlab se encuentran realizando experimentos donde se introducen estas políticas dentro de las escuelas públicas de Estados Unidos en forma aleatoria.  Algunos de estos resultados ya se encuentran disponibles y son de hecho prometedores.

En qué medida estos resultados se pueden extender al contexto de América Latina no queda del todo claro, de lo que sí estoy convencido es que si nos vamos a tomar en serio la investigación en el ámbito educativo tenemos que centrar los esfuerzos por entender y medir lo que ocurre adentro del aula.  Me temo que si no lo hacemos vamos a terminar como el borracho que buscaba las llaves del auto debajo del poste de alumbrado no porque se habían perdido allí sino porque allí había más luz.

Referencias bibliográficas:

Dobbie, W. and R. Fryer, 2011, Getting Beneath the Veil of Effective Schools: Evidence from New York City, en publicación American Economic Journal: Applied Economics.