Impuestos Progresivos y Equidad Distributiva

El capitalismo ha demostrado ser una forma de organización económica eficiente, aunque, lamentablemente, no siempre produce una distribución de la riqueza compatible con el desarrollo de una organización democrática estable. Más aún, en general, tiende a producir marcadas desigualdades sociales.

El gran desafío de toda sociedad es entonces compatibilizar incentivos capitalistas con una distribución de la riqueza compatible con el desarrollo de una sociedad democrática y equitativa. 

Impuestos Progresivos

 Hasta los años 20, Estados Unidos presentaba una gran desigualdad, tanto en la distribución de la riqueza como en la distribución del poder político. Si bien poseía un sistema democrático, éste fallaba en representar los intereses de la mayoría de los ciudadanos. La sociedad era gobernada de hecho por su elite económica. Esto cambió a partir del New Deal.

Los historiadores económicos Claudia Goldin y Robert Margo denominan al periodo que tomó lugar en Estados Unidos entre los años 20 y los años 50, en el cual se dio una gran reducción en las diferencias de ingresos entre los trabajadores y los ricos, la gran compresión (the Great Compression). 

¿A qué se debió esta gran compresión de ingresos? Principalmente, a la política tributaria del New Deal, la cual produjo una gran redistribución de la riqueza al tiempo que ponía en marcha un período de fenomenal progreso económico en Estados Unidos.

En los años 20, los impuestos eran un factor menor para los ricos. La tasa impositiva sobre los ingresos personales más alta alcanzaba solamente el 24%. La alícuota sobre los beneficios corporativos era incluso menor al 20%, y dado que además el impuesto sobre la herencia no era importante, la desigualdad de ingresos tendía a reproducirse entre generaciones. Esto fue cambiado durante el New Deal. Todas las tasas impositivas mencionadas fueron incrementadas en forma significativa y progresiva, lo cual indujo una gran compresión en la distribución de la riqueza.

Paul Krugman, en su libro “La Conciencia de un Progresista” (The Conscience of a Liberal) arguye que el desarrollo de la sociedad predominantemente de clase media que siguió a la gran depresión de los años 30 en Estados Unidos es una demostración del poder que pueden tener las políticas públicas para crear una distribución del ingreso más equitativa –y en el proceso, crear un mejor clima para el desarrollo de una sociedad democrática.

Desafío Pendiente

En mi opinión, un sistema tributario progresivo y un gasto público orientado a proveer igualdad de oportunidades es la forma más eficiente que poseen los gobiernos para crear una sociedad capitalista y equitativa. La construcción de esa sociedad es el gran desafío pendiente de la democracia Argentina, desafío que el populismo (los progresistas falsos) no busca afrontar.

 

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Tomado de un artículo publicado en El Economista el 9 de Enero de 2009