¿El siguiente boom ilegal en Colombia? Minería ilegal y violencia

Para nadie es un secreto que la situación de seguridad en Colombia ha mejorado sustancialmente durante la última década. La tasa de homicidios se redujo a la mitad (de más de 70 homicidios por cada 100,000 habitantes a principios de la década pasada, a un nivel cercano a 36 en el último año); los secuestros disminuyeron en más de 80% en el mismo período; y los incidentes reportados de extorsión han tenido una dinámica similar. Por el lado de las actividades ilegales asociadas al narcotráfico, los resultados empezaron a ser notorios a partir de 2008, cuando el gobierno colombiano dejó de insistir en las campañas de aspersión aérea de cultivos ilícito como el eje principal de la estrategia anti-drogas y se enfocó en atacar aquellos eslabones de la cadena que producen el mayor valor agregado: la destrucción de laboratorios y cristalizaderos utilizados para la transformación de pasta y base de coca en clorhidrato de cocaína, la interdicción de grandes envíos de cocaína al exterior y la detección y destrucción de medios de los transporte (lanchas rápidas, semi-sumergibles, pequeñas aeronaves, etc.) utilizados para transportar la cocaína hacia los países consumidores.

Sin embargo, al examinar la evolución reciente de otras actividades ilegales en Colombia y la de los niveles de violencia en algunas zonas del país surge un hecho muy preocupante. Me explico. La crisis internacional disparó el precio internacional de muchos commodities, entre ellos el del oro. La evidencia disponible muestra un aumento sin precedentes en la explotación de oro en Colombia en los años recientes, que ha seguido, pari passu, la evolución de los precios internacionales del oro (ver Gráfico 1).

Gráfico 1

Fuente: Idrobo, Mejía y Tribin (2012)

Sin embargo, no todo el auge minero en el país ha estado asociado a explotación legal de oro en la que median títulos mineros con derechos de propiedad bien establecidos. La evidencia anecdótica reseñada en algunos medios de comunicación en Colombia señala que algunos cultivadores de coca han decidido cambiar de actividad y pasarse a una que resulta (aún) más rentable: la explotación ilegal (y muchas veces artesanal) de oro. Como sabemos, las organizaciones ilegales se adaptan rápidamente y escogen asignar su capital a las actividades más rentables en donde puedan tener una ventaja comparativa, que sumada a una amplia disponibilidad de mano de obra, ha llevado a un auge sin precedentes en la explotación ilegal de oro en Colombia en los años recientes. Pero, desafortunadamente, con el auge reciente de la explotación ilegal de oro ha venido también un aumento significativo en los niveles de violencia, el cual ha sido particularmente notorio en aquellos municipios en donde, por razones geográficas (municipios cercanos a zonas volcánicas, con presencia de ríos, etc.), hay presencia de oro. El Gráfico 2 resume este argumento, mostrando la evolución en el precio internacional del oro y la de la tasa de homicidios en municipios que históricamente han tenido producción de oro y los que no. Como se puede apreciar en dicho gráfico, los niveles de violencia eran comparables entre los dos grupos de municipios hasta que llegó la crisis internacional y disparó el precio internacional del oro. En ese momento (2008) la tasa de homicidios en aquellos municipios con presencia histórica de explotación de oro aumentó notoriamente, mientras que en el resto de municipios del país la tasa de homicidios continuó disminuyendo.

Gráfico 2

Fuente: Idrobo, Mejía y Tribin (2012)

Una primera pregunta que surge de esta evidencia es si, en general, toda la explotación de oro (legal e ilegal) genera violencia. Para responder esta pregunta utilizamos los datos de títulos mineros (una buena medida de explotación legal de oro) dentro de un ejercicio empírico que busca identificar el efecto causal de la minería ilegal de oro sobre los niveles de violencia en Colombia. Los resultados preliminares de este trabajo muestran que mientras los niveles de violencia aumentan con la interacción del precio internacional del oro con una variable que captura la presencia de oro (por razones geográficas exógenas), la presencia de títulos mineros disminuye los niveles de violencia. En otras palabras, no es la explotación de oro en general la causante del aumento en los niveles de violencia, sino la explotación ilegal de este producto.

Por todos es bien sabido que los mercados ilegales generan violencia. Por ejemplo, para el caso de la coca en Colombia, en Mejía y Restrepo (2011) estimamos que el aumento en el tamaño de los mercados ilegales de drogas es responsable de cerca del 35% del nivel actual de la tasa de homicidios. Más precisamente, nuestras estimaciones sugieren que si el tamaño de los mercados de cocaína no hubiera aumentado en la proporción que lo hizo entre 1994 y 2008 (110%), la tasa de homicidios en Colombia sería el 65% de lo que es actualmente (i.e. 23 homicidios por cada 100,000 habitantes – la tasa de homicidios de un país latinoamericano promedio – y no 36, como es actualmente). Otro estudio muy importante que muestra que no es la naturaleza intrínseca de los bienes transados en mercados ilegales lo que genera violencia sino su status de ilegalidad, es el de Chimeli y Soares (2011), quienes muestran cómo después de que la explotación de madera caoba en la Amazonía brasilera fue declarada ilegal, los niveles de violencia en aquellas zonas con explotación de caoba aumentaron desproporcionalmente cuando se les compara con la evolución de los niveles de violencia en municipios observacionalmente iguales pero que no tenían caoba.

El reto para las autoridades es enorme. La cocaína y el oro se parecen en una dimensión importante que hace su tráfico muy rentable: en volúmenes pequeños tienen mucho valor; pero se diferencian en que mientras la primera es ilegal, la segunda no lo es, con lo cual combatirla es un reto aún mas difícil que para el caso de la cocaína. Algún optimista podría decir que sólo es cuestión de esperar un tiempo a que la crisis internacional se resuelva y el precio internacional del oro baje nuevamente, pero esto puede tardar varios años…

Referencias:

Chimeli, A. and Soares, R. (2011). The Use of Violence in Illegal Markets: Evidence from Mahogany Trade in the Brazilian Amazon. IZA Discussion Papers # 5923.

Idrobo, N., Mejia, D. and Tribin A. (2012). Illegal gold mining and violence in Colombia. Mimeo, CEDE-Universidad de los Andes.

Mejía, D. and Restrepo, P. (2011). Do Illegal Drug Markets Breed Violence? Evidence from Colombia. Mimeo, CEDE-Universidad de los Andes.