Misteriosas exportaciones industriales argentinas

La posibilidad de una devaluación del peso y los controles cambiarios para evitarla responden a un hecho evidente: el tipo de cambio real continua su proceso de apreciación real iniciado desde mediados del 2002. El gráfico siguiente ilustra su evolución.

Más allá de cuál sea el tipo de cambio de equilibrio, la apreciación impone nuevos desafíos a la industria nacional y genera dudas sobre su evolución futura. Un tipo de cambio competitivo ha sido clave en el desempeño de la industria desde el 2002. Está claro que la apreciación no es una buena noticia para el sector. La respuesta oficial ante tal situación se manifiesta en políticas proteccionistas de diversa índole  y la exigencia de que la industria genere más divisas.

Emerge entonces una pregunta natural: si el tipo de cambio real se ha ido apreciando, ¿cómo han evolucionado las exportaciones industriales? A priori, si su fuerte crecimiento desde la devaluación (213% para las MOI desde 2001 hasta 2010) estuviera fundado solamente en competitividad vía precio, entonces se podría esperar que las mismas se estanquen, o incluso caigan, ante la constante apreciación de la moneda. Más aún, esta tendencia sería amplificada en presencia de un boom de la demanda local como la observada en los últimos años.

Dar respuesta a esta pregunta es importante para evaluar cuán sostenible es el tipo de cambio actual y, más importante aún, desde el punto de vista del desarrollo argentino, para identificar cuán sensible es el desempeño exportador industrial a las fluctuaciones cambiarias. También permite formar una idea sobre cuánto ha madurado la producción industrial luego de varios años de condiciones favorables para su desarrollo. Como veremos, las respuestas son, a primera vista, sorprendentes y auspiciosas. También se verá cómo este optimismo se diluye, al menos parcialmente, al indagar con más cuidado sobre cuáles son los componentes principales que explican el desempeño exportador de las manufacturas argentinas.

¿Tanta apreciación?

Empecemos por matizar la magnitud de la apreciación real del tipo de cambio. Para evaluar el desempeño exportador, el tipo de cambio multilateral es más informativo pues da cuenta de cuán baratas son las mercancías nacionales con respecto a las del resto del mundo. Tomando en cuenta este indicador, la apreciación cambiaria es menor, ya que nuestros socios comerciales amortiguan el impacto del aumento real del peso respecto al dólar. De hecho, como vemos en la figura siguiente, el tipo de cambio multilateral en septiembre del 2011 es “sólo” un 26% más bajo que el de  enero del 2003. De todos modos, observamos también que aun si tomamos el tipo de cambio multilateral, el peso se está apreciando desde enero del 2010 a una velocidad similar a la de su apreciación con respecto al dólar.

Pero, ¿qué pasa si uno pudiera descontar del tipo de cambio multilateral el efecto de la apreciación de la moneda brasileña? El tipo de cambio multilateral calculado por el BCRA (y corregido por nosotros usando IPCs provinciales) pondera a cada socio comercial en el índice reflejando su participación en el comercio total (exportaciones más importaciones, excluyendo los bienes básicos). Si tenemos en cuenta que el tipo de cambio real bilateral con Brasil se apreció más que el multilateral (ver gráfico 2) y que este país explica alrededor del 40 % de las exportaciones industriales y el 35 % de las importaciones, aún sin conocer exactamente los ponderadores podemos inferir que un tipo de cambio multilateral que excluya a Brasil mostraría una apreciación real multilateral más acentuada. Esto debería impactar negativamente sobre la capacidad de exportar productos industriales más allá de Brasil. Veamos si esto fue así o no….

¿Caen las exportaciones industriales?

¿Qué exportaciones mirar? Nos interesa la evolución de las manufacturas industriales que no usan intensivamente recursos naturales. Por un lado, la competitividad internacional de aquellas que sí lo hacen – como el aceite y la harina de soja – está menos atada a las fluctuaciones del tipo de cambio real.  Por otro lado, el potencial de crecimiento de largo plazo de estas últimas exportaciones podría estar limitado por la disponibilidad de los recursos naturales, muchos de los cuales – como los minerales metálicos – son simplemente no renovables. Por ello, como una primera aproximación, dejamos de lado los productos clasificados por el INDEC como manufacturas de origen agropecuario (MOA) y nos concentramos en las manufacturas de origen industrial (MOI).

En la tabla que sigue damos cuenta de las exportaciones industriales argentinas. Cada columna introduce distintos filtros y nos sugiere una evaluación diferente del desempeño exportador; más específicamente, un optimismo decreciente al movernos hacia la derecha.

La columna 1, como marco de referencia, sólo muestra las exportaciones totales,  indicando que su valor creció15% desde 2008, aunque sufriendo el cimbronazo en 2009 del cual recién se recuperaron en 2011.

La columna 2 resulta más sorprendente.  Esta columna muestra que las exportaciones MOI crecieron un 27% desde 2008 y un 17% durante 2011! Esto no coincide con lo esperable para una industria exportadora asfixiada por la apreciación cambiaria. Sugiere en cambio una industria argentina de competitividad resistente.

La columna 3 sigue sorprendiendo. Con respecto a la 2, le sacamos a Brasil. Si el buen desempeño de las exportaciones MOI se explicara por la apreciación aún mayor de nuestro “salvador” Brasil (receptor, por ejemplo, de gran parte de los autos que exportamos), entonces las exportaciones al resto del mundo deberían mostrar el impacto de la apreciación real.  Vemos, sin embargo, que, aun sin Brasil, las exportaciones industriales siguen creciendo. No sólo eso, éstas aumentaron un 19% durante 2011.

Parecemos estar entonces en presencia de una industria que resiste la apreciación y que se expande incluso en aquellos mercados donde ésta se debería sentir más. Más aún, comparando los primeros nueve meses de 2010 con los de 2011 las exportaciones MOI con destino a la Unión Europea y el Nafta explican un 45% del crecimiento total de este sector. Los destinos de esta zona son muy competitivos para las manufacturas de cualquier origen y, sumando algo de mérito a las exportaciones MOI, su expansión se da en años en que esos mercados son como mínimo poco dinámicos.

Antes de sacarnos el sobrero, indaguemos sobre el contenido de estas exportaciones. Acá decae el entusiasmo. Encontramos que hay dos productos que salvan al resto: el biodiesel exportado a Europa y el oro que se exporta a Canadá y Suiza. Más allá de la sorpresa de encontrar al oro clasificado como MOI (suponemos algún mínimo proceso que lo convierte en ¨manufactura industrial¨), una vez que se excluyen estos bienes fuertemente basados en recursos naturales, como lo hacemos en la columna 4, el panorama modera sus buenas señales: el crecimiento entre 2008 y 2011 de las exportaciones MOI que no son ni oro ni biodiesel y que no van a Brasil se estancaron: caen de hecho un 2%. Nos queda una luz de esperanza, de cualquier forma, al notar que esas mismas exportaciones vienen creciendo un 15% en 2011.

El último ejercicio que hacemos entonces es filtrar el componente de precio en estas últimas variaciones. La respuesta está dada por la columna 5, que convierte en cantidades las cifras de la columna 4. Básicamente, las variaciones de precios han sido favorables para las exportaciones industriales. Así, las cantidades exportadas de MOI industriales, sacando el biodiesel, el procesamiento de minerales (principalmente oro) y las exportaciones a Brasil, caen un 7% entre 2008 y 2011. Con respecto al 15% de variación en el último año, encontramos que buena parte es explicada por ayuda de los precios. Sin embargo, aún así, se ve un crecimiento de 4% en el último año – a pesar de la apreciación y la demanda interna en su máximo histórico.

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En resumen, el 27% de crecimiento de las MOI en los últimos tres años se explica principalmente por aumento de exportaciones a Brasil, mayores exportaciones de oro y biodiesel, y aumento de precios internacionales de las manufacturas exportadas. El efecto Brasil puede evanescerse.  De hecho, el Real se devaluó al menos un 10 % en las últimas semanas y podría hacerlo aún más. El dinamismo del biodiesel, 90% del cual se exporta a España, Holanda e Italia,  puede ser una buena noticia aunque su producción está en última instancia limitada por la producción de soja, y su exportación es en parte impulsada por el subsidio implícito de 18% que resulta de restar a las retenciones al aceite de soja (32%) aquellas que se aplican al biodiesel (14%). En el caso del oro se aplican las mismas consideraciones que a otras manufacturas intensivas en recursos naturales (aunque en este caso el recurso natural parece serlo casi todo). En este caso específico, además, tampoco está claro el beneficio para el país si se internalizan los costos ambientales que genera su extracción y procesamiento.

¿Y el resto de las MOI? Descontados estos factores, las exportaciones MOI cayeron 7% durante los tres últimos años.  ¿Qué nos dice este número? Creemos que combina dos noticias contrapuestas. Por un lado, nos habla de una industria que ha mejorado sensiblemente su inserción internacional. A pesar de la apreciación cambiaria, ciertas manufacturas argentinas parecen haber devenido suficientemente competitivas para resistir los embates cambiarios y las crisis internacionales, más teniendo en cuenta que en el último año crecieron 4%. Si el fuerte incremento de las exportaciones industriales se explicara sólo por envíos “residuales” al exterior o envíos que aprovechan sólo oportunidades circunstanciales basadas en una moneda devaluada, la caída de este tipo de exportaciones probablemente hubiera sido mucho mayor que el 7% que observamos, y ciertamente no estaría creciendo en 2011. Por otro lado, el hecho de que dichas exportaciones hayan sufrido una merma en los últimos tres años nos muestra la amenaza de la apreciación cambiaria. Aun si, en el mejor de los casos, el aumento de las exportaciones industriales en la última década se explicara por una industria que gana mercados garantizando calidad, sofisticación, diversificación y profesionalismo comercial, la sustentabilidad y resistencia de estas exportaciones a la apreciación cambiaria también eventualmente encuentra un límite, que no estaría bueno traspasar.