La luz del sol ¿El mejor desinfectante?

Por: Leopoldo Fergusson y Juan Vargas

“La luz del sol es el mejor de los desinfectantes” es una cita famosa de Louis Brandeis, juez de la corte suprema de Justicia de los Estados Unidos a principio del siglo XX. En ella, Brandeis se refiere al papel de la transparencia y la rendición de cuentas; a la importancia de poner la información a disposición del público. En efecto, Brandeis veía en los medios de comunicación “el garante más importante de un buen gobierno”.

El papel de los medios de comunicación en una democracia es uno de los temas más estudiados por la literatura reciente en economía política.[1] Varios trabajos, que se enfocan en su mayoría en la experiencia de países desarrollados con democracias sólidas, han resaltado cómo los medios de comunicación facilitan el flujo de información hacia los votantes sobre los diferentes candidatos, mostrando en general que votantes más informados toman mejores decisiones a la hora de elegir a sus gobernantes. Además, el acceso a los medios aumenta la participación electoral, prioriza los intereses de los votantes en la agenda legislativa, aumenta la rendición de cuentas y reduce la corrupción.[2] El converso de este resultado también parece ser cierto: cuando los medios han sido “capturados” (por el gobierno o por algún grupo de interés) los pesos y contrapesos de la democracia se debilitan.[3] En efecto, el grueso de la literatura reciente para los países desarrollados hace eco de la afirmación que hiciera Brandeis en 1913.

Poco se ha estudiado, sin embargo, sobre el papel de los medios de comunicación en países en desarrollo, o en contextos institucionales débiles[4]. En un trabajo en curso con Mauricio Vela (Universidad del Rosario) analizamos hasta qué punto la exposición en los medios de comunicación de políticos corruptos que aspiran a cargos de elección popular puede disciplinar a los votantes durante las elecciones. En particular nos concentramos en el caso de la llamada “Para-política”, un escándalo de escala nacional en Colombia, en el que un porcentaje alto de congresistas se vio involucrado en casos concretos de colusión con grupos armados ilegales (paramilitares) para favorecerse electoralmente.

El caso colombiano es interesante por varias razones. Colombia tiene una tradición democrática larga y estable dentro del contexto de América Latina. Sin embargo, ha enfrentado retos que amenazan el curso normal del proceso electoral y que son comunes en democracias débiles, como clientelismo, fraude electoral, y sobre todo la influencia de grupos armados ilegales. Por otro lado, los medios de comunicación han jugado un papel históricamente activo y en los últimos años han sido fundamentales en la revelación de escándalos políticos de gran envergadura. Pero la labor de la prensa se ha visto frecuentemente amenazada por el accionar violento de los grupos armados. ¿Cuál es entonces el papel de los medios de comunicación en este contexto? ¿Logran éstos transmitir información que afecte el comportamiento electoral o su habilidad de hacerlo esta acallada por la influencia de grupos armados ilegales en las elecciones?

La relación entre grupos paramilitares y el establecimiento oficial en Colombia ha sido ampliamente estudiada. El enfoque predominante está bien representado por un interesante trabajo reciente de Acemoglu, Robinson y Santos (2010), que describe la colusión entre los paramilitares y el ejecutivo como una relación simbiótica en la cual los grupos armados obtienen políticas que los favorecen a cambio de beneficiar electoralmente a ciertos candidatos.[5] Nuestra pregunta de investigación es distinta, pero complementaria, y se enfoca en el impacto de los medios de comunicación en un contexto institucional débil.

Para contestar esta pregunta nos dimos a una tarea intensiva en recolección de datos. Combinamos los registros oficiales de resultados electorales para Congreso con una base de datos original que contiene toda la información sobre la cobertura en prensa de cada uno de los congresistas (senadores y representantes) que aspiró a reelegirse a esta corporación en los últimos 14 años (hay alrededor de 500 de estos candidatos titulares).[6] La base contiene la información disponible en la prensa de cada político en cada momento del tiempo, así como dónde obtuvo éste cada uno de sus votos. Ello permite calcular en qué lugares concentraron los candidatos sus votaciones y cómo cambian estos patrones ante variaciones en la forma y la frecuencia con que la prensa vincula el nombre de cada candidato con prácticas para-políticas. Además contrastamos todo esto con información longitudinal, desagregada a nivel municipal, sobre la penetración de la prensa.

El gráfico 1 ilustra la magnitud del escándalo de la para-política en comparación con otras formas de comportamiento condenable por parte de los políticos analizados (corrupción, delitos electorales y delitos mayores como asesinatos y secuestros). El gráfico reporta el número anual de noticias que el diario El Tiempo publicó entre 1997 y 2009 sobre de los cerca de 500 políticos que aspiraron a reelegirse en el Congreso durante ese periodo. Mientras las noticias sobre corrupción y otros delitos electorales son pocas y relativamente estables durante el periodo, la explosión de escándalo de la para-política se da principalmente en 2006 y 2007.

numero de noticias sobre parapolitica, corrupción y otros delitos

Gráfico 1. Número anual de noticias de El Tiempo sobre conductas ilícitas por parte de candidatos al Congreso Colombiano

Nuestros resultados preliminares arrojan varios patrones interesantes que destacan el papel de los medios en el fortalecimiento de la democracia, pero también sus grandes retos y limitaciones. Por ejemplo:

1. Al diferenciar los municipios entre aquellos que registran un porcentaje mayor de votos por candidatos involucrados con la para-política y aquellos que registran un menor porcentaje, los municipios más “para-políticos” tienen significativamente menos penetración de la prensa escrita y radial.

2. Los municipios con mayor votación por candidatos involucrados en el escándalo tienen en promedio mayores índices de pobreza, peor distribución del ingreso y son en promedio más lejanos a la capital del departamento.[7]

3. No sorprende que los municipios con mayor votación para-política sean municipios que, según datos de la Fundación par al Libertad de Prensa (FLIP) presenten más abusos (particularmente asesinatos y amenazas) contra la profesión del periodismo.

4. En presencia del escándalo mediático, los políticos involucrados con actividades ilícitas reducen su votación agregada pero concentran sus votos en regiones controladas por los grupos armados. El gráfico 2 ilustra el caso de la cámara baja del Congreso, donde la concentración de votos (medida con el índice de Herfindahl) fue mucho mayor para los políticos involucrados por los medios en el escándalo antes de las elecciones de 2010 (barra azul) que para los políticos no involucrados (barra roja). No es así, sin embargo, en 2002 y 2006, antes de la explosión del escándalo (gráfico 1).

Gráfico 2. Concentración de votos de los candidatos a la cámara baja del Congreso según si fueron involucrados con para-política antes de cada elección

Este último resultado sugiere la existencia en los últimos años de un cambio en la estrategia electoral de los para-políticos con el objetivo de blindarse frente a la exposición por parte de los medios de comunicación y conservar su curul en el Congreso.

La transparencia y la rendición de cuentas catalizada por los medios de comunicación dependen del contexto institucional donde éstos funcionen. Parafraseando a Louis Brandeis, aunque la luz del sol sea el mejor desinfectante, hay bacterias que se pueden esconder en la sombra. En Colombia esa sombra es la incapacidad del Estado de garantizar históricamente orden y elecciones limpias en todo el territorio, y la consecuente existencia de coerción  en muchos lugares del país.


[1] Para una revisión completa de esta literatura ver Prat y Stromberg (2011).

[6] Por cada noticia que aparece sobre cada candidato registramos la fecha, la sección del diario, y si se relaciona el nombre del candidato con para-política, alguna otra práctica de corrupción, o algún delito electoral (como fraude o compra de votos).

[7] En Colombia hay poco más de 1102 municipios agrupados en 33 departamentos o provincias.